Capítulo 2: Duerme, nena, duerme.

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Ha pasado un año y 6 meses, sigo viviendo en casa de mis tíos, siendo su sirvienta gratis. No tengo la mínima idea de cuando voy a ver a mis padres, ya llevan mucho tiempo sin comunicarse conmigo.

Esta noche es especial, mis primos van a ir a una fiesta y mis tíos se irán a celebrar su aniversario, así que por fin estaré sola en la casa y poder hacer ruido y pensar en voz alta.

Veo un rato la tele, como palomitas y luego voy a ponerme el pijama, el plan perfecto, ahora solo faltaba ponerlo en acción, así que comencé y prendí la tele, pero no haría nada divertido para ver, creo que no ver la televisión por tanto tiempo me ha quitado las ganas de verla, pues no estoy enganchada a ningún programa actual, la verdad no sé qué me esperaba, así que decidí mejor irme a la cama y descansar de todos para levantarme pronto a seguir con mis labores, las mismas de siempre.

Cuando me senté en la cama, recordé todas las pesadillas que no han parado desde que llegué a esta casa, la misma pesadilla de siempre, tal vez era un presentimiento de algo que iba a suceder, pero no le hare caso porque es solo un sueño, ¿Qué podría pasar? Me dije a mi misa. Apagué la luz y me puse mi suave cobija de estampado de tigre. Esta vez estoy soñando con mis padres, están diciéndome que tengo que ser fuerte, pero me interrumpe el sueño el ruido de la puerta de la cocina cerrándose, las ventanas están cerradas, es decir, no pudo haberla cerrado el viento, de la nada se escucha el ruido de cuando le pones seguro a la puerta y entonces me siento en la cama y tomo el crucifijo que me dieron en el convento, cierro los ojos y beso el frio acero de el crucifijo y escucho pasos que se dirigen a mi habitación y abre la puerta lentamente, fue entonces cuando vi su silueta alta y gruesa.

- Duerme nena, duerme. _Me dijo_

- ¿Quién eres? _Pregunté con voz temblorosa_.

- Somos amigos.

Se acercó a mi cama y se sentó sobre ella mirando hacia el armario.

- Estoy muy triste. _Dijo llorando_

Pero en la oscuridad no podía ver sus supuestas lágrimas.

- ¿En qué puedo ayudarte? _Pregunte con voz firme_.

- Solo quiero un abrazo de la tierna catica.

- ¿Catica? Odio que me llamen así.

Me estiro hacia el con los brazos estirados para abrazarle y que se fuera de una buena vez; error, grave error.

Cuando le abracé, sentí su enorme pecho y su cabello mojado por el sudor, olía a lluvia. Él también me abrazo, cada segundo me abrazaba más fuerte y me empiezo a incomodar e intento soltarle y que me suelte, pero lo hace más fuerte y me empuja hacia la almohada y se puso sobre mi cuerpo. Apenas puedo respirar y me lastima los brazos.

- ¿Qué estás haciendo? Déjame por favor, no puedo respirar.

- Tranquila nena, terminare rápido

¿Terminare rápido? ¿Qué significa eso? ¿Qué va a hacerme? _Pensé. _

Empieza a oler mi cuello y mi cabello, esto realmente me incomoda, se acerca a mi cara y respira en mi boca, puedo sentir su aliento caliente y pone sus labios sobre los míos, ya no sé qué hacer, su barba me raspa. Luego mete su lengua en mi boca y succiona mis labios, eso me duele, me duele mucho.

- Por favor déjame, ¿Qué me estás haciendo?, lo que haces me lastima. _Le dije llorando. _

- Dejará de doler, para de moverte. _Grito él. _

Seguidamente vuelve a meter su lengua en mi boca y succiona mi lengua también, eso creo que duele aún más, además me dan ganas de vomitar. Caen las lágrimas por mi rostro y el pasa sus grandes dedos por mi cara para secarme las tibias lágrimas que caen.

shhhh. Tranquila, no dueleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora