Liz

11.7K 922 599
                                    

Estoy en serios problemas....

En el trayecto hasta su hogar, un silencio bastante incómodo se formo, aunque yo no me habría dado cuenta ya que, lo único en lo que pensaba era en que tendría un gran sermón con las dueñas elementales cuando vuelva o peor...en cualquier momento.

Afortunadamente, Meliodas me sacó de aquellos pensamientos acerca de mis futuras formas de muerte.

-y....¿me dirás por que estás aquí?-lo miré de reojo.

-vine por que estoy buscando a un amigo...-una imagen de King junto a Helbram e Elaine cruzó por mi cabeza haciendo que inconscientemente ponga una sonrisa.

-¿un.....amigo?-su rostro se tornó serio, estaba celoso.

-Exacto, es un hada y me dijeron que él estaba aquí.-de repente dejo de caminar por lo que yo igual, su cabeza estaba cabizbaja y su mano aún no había soltado la mía.-¿estás bien?-con mi mano libre intente acariciar su mejilla, pero en un veloz movimiento él tomo mi cintura acercándonos hasta el limite. Me sonroje a más no poder.

-dime ¿que tan importante es ese chico para ti?-su pregunta tan fría, sumando la seriedad en su rostro no hacía más que ponerme nerviosa, claro que intenté no demostrarlo.

-lo conozco desde hace tiempo y...quería saber como estaba por que.....de un día para el otro desapareció.-me reí con nerviosismo. Él frunció el seño.

-eso no responde a mi pregunta.-nuestros rostros se encontraban muy cerca del otro, demasiado como para sentirme cómoda...

-lo quiero mucho, es como mi mejor amigo ¿que más quieres que diga?-nuestras respiraciones estaban combinadas y casi podía tocar sus labios. Aunque quisiera alejarme, meliodas no me lo permitía por su brazo en mi cintura. Además, había abandonado mi mano, usando así su brazo restante para ponerlo en mi mejilla.

Por su expresión supe que esa respuesta no lo convencía en absoluto, pero no sabía que era lo que debería decirle exactamente. King era una persona especial en mi vida, en poco tiempo ambos logramos tener la confianza del otro formando una linda amistad pero no llegaba a más, quizá lo quería como un hermano, al igual que Helbram....

-_________....-deje de lado mis pensamiento viendo así a meliodas, aún muy cerca de mi, podía escuchar su respiración algo agitada al igual que la mía. Cuando estábamos a punto de acabar con cualquier distancia existente entre nosotros, un sonido de garganta a nuestra derecha nos sacó de nuestra pequeña burbuja.

-Elizabeth.-dijimos a la vez, nos vimos confundidos y al volver a darnos cuenta de nuestra cercanía nos separamos sonrojados.

-¿acaso interrumpo algo?-preguntó pícara. Negué con la cabeza.

-claro que no. Yo tengo que irme de todas formas.-comencé a caminar aunque una mano jaló mi muñeca, deteniendo mi acto.

-¿a dónde vas?-preguntó meliodas con una sonrisa relajada, pero sus ojos me veían con tristeza.

-al castillo. Tengo que ir a verlo.-musité.

-Meliodas y yo tenemos que ir allí. Dejanos acompañarte.-dijo Eli.

Acepté y caminamos al castillo. En el trayecto, conocí esta parte de Elizabeth, era como si hubiera encarnado su versión más valiente.

Escuchaba atentamente sus anécdotas e historias de su vida, lo cual era divertido.

Al llegar al castillo, un guardia nos detuvo.

-señorita Elizabeth, sir Meliodas ¿quién es ella?-los nombrados le explican que vengo con ellos y que quería ver a alguien aquí. Luego de entrar, miré a mi alrededor fascinada y emocionada. Oí como Eli se reía.

-¿qué pasa?-pregunté.

-pareces una niña pequeña, por lo que veo nunca habías entrado a un castillo ¿cierto?-sonreí rascando mi nuca.

-bueno....solo digamos que, nunca entre a uno que no esté en guerra.-susurré. Aunque Ambos pudieron escucharme.

-¿a que te refieres?-los dos me veían curiosos. Suspiro.

-siempre que llegué a un castillo, simplemente era para ayudar en guerras, masacres, etc.-respondí. De todas formas no era mentira, la paz en los reinos que pisaba no existía, solo había sangre, muerte, destrucción y más.

-l-lo siento, no debí preguntar.-dijo Eli avergonzada.

Entramos a la sala del trono viendo a el rey sentado con una expresión de confusión al verme.

-su majestad....-

-Meliodas, es un gusto verte pero... ¿quién es ella?-habló el susodicho.

-ella es...-

-________,es un placer. Quiero ver al hada que tienen encerrada aquí.-mi tono de frialdad, logró sorprender a todos. A todos menos al rey.

-Tiempo sin vernos, no te reconocí.-respondió el rey dejando más sorprendidos a mis dos amigos.

-lo mismo digo. Pero a diferencia de ti, yo jamás olvidaría tu rostro.-él soltó una corta carcajada a lo que fruncí el ceño.

-como sea, ese chico hada....está muerto.-lo agarré del cuello con rapidez y los guardias intentaron acercarse pero él levantó la mano para que no interfieran.-vaya, no recuerdo que hayas sido tan agresiva.-se rió.

-¡deja ya tus juegos, maldita escoria humana y dime donde esta!-grité.

-ya te lo dije, esta muerto. Probablemente su cuerpo está en algún mercado negro.-otra risa escapó de sus labios.

-estas jugando con algo más peligroso que el fuego "rey"-escupí con asco la ultima palabra.-si llego a descubrir que él esta vivo...-me acerqué a su rostro.-tú ya no lo estarás. Me aseguraré que tu alma sea la más torturada en el puto infierno ¿entendiste?-él asintió sin mostrar una pizca de miedo y lo solté empezando a retirarme del lugar.

-disfruta tu estadía en mi reino...Watashi no yūjin....-me detuve ante lo que dijo. Lo mire por encima de mi hombro.

-deje de ser tu amiga hace mucho...-y me fui.

Tengo que irme de aquí....

En ese momento, mi collar empezó a brillar.

Oh, oh...las elementales deben estar enojadas.

Camine hasta un callejón sin personas cerca, y me fui volando a donde mi collar me indique.

Te Juro (meliodas y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora