«Entre cielo y tierra nada se oculta, por eso asegura de ser sincero contigo mismo y con los demás para que los secretos no te hagan daño»
No sé si es mi mala suerte o es que la gente adora llenar de secretos mi vida, siempre he sido sincera ¿Qué les cuesta serlo conmigo?
Estoy en mi casa y aun así me siento como una desconocida, ni siquiera pude dormir bien porque sabía que nadie entraría por esa puerta a amenazarme con botar mis libros si no me levantaba.
Me frustro porque la extraño y a la vez no le quiero ver la cara de lo enojada que estoy porque haya sido una cobarde.
Me levanto y alisto para terminar arrastrando los pies hacía la cocina, donde mi padre se encuentra sin una pizca de sonrisa lo que indica que no son buenas señales ya que siempre tiene una sonrisa en el desayuno igual que Laurelle.
¡Oh sí! Ella no está y seguro papá debe estar echándome la culpa, ellos siempre se la han pasado bromeando, sonriendo y relajando el ambiente, a veces siento que ella es más su hija que yo, ya que mi personalidad es muy diferente a la de papá.
—¿Te crees muy mayorcita como para irte, no volver a casa y regresar cuando quieras? —pregunta con un tono que es la primera vez que le escucho, abro la boca y la vuelvo a cerrar porque no sé qué decir, estoy avergonzada, nunca había pasado una noche fuera de casa; había olvidado ese pequeño detalle porque pensé que me daría una charla sobre la ausencia de Laurelle.
—Te recuerdo que es mi casa y usted debe llegar temprano, hay reglas y ni un mensaje me mandaste, rompiendo estas reglas y llenándome de preocupación —continúa al ver que no digo nada, bajo la cabeza y por un vistazo lo veo hacer una mueca triste.
—No vuelvas a hacer eso, te extrañe —me sale una pequeña sonrisa y me levanto para abrazarlo.
Evito comentarle que debió esforzarse más en regañarme y que no sabía que habían reglas en esta casa, pero prefiero disfrutar el abrazo.
—¿Cómo dormiste papá? —pregunto esperanzada de que me siga la conversación y este me mira por un rato antes de suspirar.
—No pude dormir muy bien sabiendo que Laurelle está en casa de sus padres —su respuesta es muy baja y mira hacia otra parte cuando se da cuenta de que menciono a Laurelle.
—Son sus padres, no le van a hacer daño —aprieto los puños por el enojo y mi padre hace una mueca.
—Pero la van a tratar mal, ella está más segura en casa —me levanto enojada, ¡No!, furiosa y mi padre solo me mira muy serio, sabe que diré algo fuerte.
—¿Y la ves aquí? ¡Es una cobarde!, ¿Por qué crees que está en un lugar donde la desprecian? ¿Por qué será que la tratan mal? —grito, lo hago y no me importa, él se levanta furioso también pero no me detengo, estoy harta.
—Esto no pasaría si ustedes no ocultaran tantas cosas, ¡Eres su cómplice! y tu hija soy ¡Yo! —mi padre trata de sentarme, se ve afligido y yo me alejo de él— ¿Qué pasa con ella y mi madre? ¿Qué tiene que ver en su muerte? —mis dudas salen, mis miedos están rodeándonos y él no puede más.
—¡Tu madre está muerta! ¡Debes superarlo! Murió en un accidente de auto —baja la voz al final, se deja caer en la silla como un peso muerto, derrotado.
—Dices que lo supere y mira donde estamos, no te he conocido una pareja y cada año te ves más acabado; no me digas algo que ni tu puedes hacer —soy dura, no me mido porque me ha dolido y aunque me duele más haberlo lastimado, no me retracto y el cierra los ojos.
—¡Basta! —un grito termina de romper la tensión, me sorprende que no venga de mi padre, levanto la vista hacía la entrada de la cocina y ahí esta ella, su rostro esta sin expresión, sus ojos están más oscuros, pero no muestran ninguna emoción; tiene una máscara.
De esas que la he visto utilizar con los demás...
—Si vas a reclamar algo, hazlo es a mí, tu padre no tiene la culpa de nada, aquí estoy para que veas que no soy una cobarde y dejes de ser una estúpida —Laurelle habla fuerte, con una voz tan diferente que me abruma, aunque no lo demuestre está decepcionada ya que ha dejado claro que escucho todo.
—Eres una perra egoísta —no se sorprende, sonríe de lado retándome y mi padre esta tan cansado emocionalmente que ni me regaña— Siento que no te conozco —mi voz suena suave pero llena de dolor, por un momento la veo flaquear, pero se recompone.
—Soy tu mejor amiga y aun así te dejas meter cosas en la cabeza por esos hermanos —siento que ellos no me mienten, pero no lo digo, por un momento toma mi mano— Yo te amo Ayla —su voz es tan suave y sus ojos tienen un brillo especial.
Mi corazón late con una velocidad descomunal, mis mejillas están caliente y siento que todo estará bien pero no, ella solo lo hace para calmarme, solo quiere que no esté tan enojada con ella, pero no puedo dejar pasar todo.
—No voy a alejarme de ellos, no quiero verte hasta que dejes de ser la Laurelle que eres con todos: Distante, amenazante, manipuladora y egoísta —me alejo, no la miro a los ojos porque sé que la he lastimado.
—Eider me beso y me gusta así que estaré con él —no miento pero tampoco es todo verdad.
Levanto la vista y ella ya me está dando la espalda para salir de casa, está furiosa, sus pisadas son de plomo y aunque ya piso la cera para pedir un taxi todavía siento sus pasos retumbar en mis oídos.
La sigo a pesar de todo, aunque no quiera verme, pero no voy a permitir que haga una de sus locuras...
***
¡Al fin actualice! holaaaa mis amores espero hayan disfrutado este capítulo lleno de mucho drama.
¿Que creen que hará Laurelle? ¿De verdad hay algo que ocultan o solo son juegos de jóvenes?
Saludos.
Att: Liss.
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Enamorada de los libros√
Teen FictionAyla Walsh ama los libros y conoce todos los clichés, ella sabe claramente lo que conlleva enamorarse. Cuando empiezan a aparecer los típicos chicos, son solo problemas para una persona que lo que menos quiere es amar a alguien a pesar de que le gus...