Regreso

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Se entera por boca del doctor y por parte de los dos jóvenes que se llama Song Mingi, que tiene 22 años, sufrió un accidente una noche mientras regresaba de una junta con sus amigos en su moto, de inmediato se le vino a la mente aquel recuerdo de él en un bus sentado al lado de un Omega que había terminado siendo su destinado.

Su mente es un torbellino de pensamientos, aquellos recuerdos quizás solo fueron un sueño, no sé atreve preguntarles a San o a Wooyoung, los chicos que ingresaron a la habitación el día que despertó.

Se encuentra en la casa de sus padres y se siente tan extraño, tan fuera de lugar, su hermanito Hyeongjun lo mira a lo lejos con pena porque ya no puede conversar con su hyung como antes porque para él es un completo extraño, a Mingi se le parte el alma cada vez que ve aquellos ojitos tristes.

-¿Puedo hacerte una pregunta?- se dirige a su hermanito con los nervios a flor de piel con tan solo pensar en aquella pregunta. A Hyeongjun se le iluminaron sus grandes ojos y una sonrisa se dibuja en su rostro.

-¿Qué quieres saber?

-¿De por casualidad conoces a un Omega alto de tiernas mejillas?

Después de haber terminado de hacer aquella pregunta Mingi siente un peso menos encima, pero los nervios y ansiedad siguen ahí. Hyeongjun piensa durante unos segundos, que para el más alto parecen minutos, hasta que sus ojos reflejan sorpresa.

-Al único Omega con esas características en mi base de datos es el medio hermano de Minhee, el chico que vino a cenar ayer.

Hyeongjun ve como los ojos de su hermano brillan por unas milésimas. Se siente intrigado por la pregunta de su hermano, desde que le dieron el alta en el hospital y que se haya venido a vivir, por obvias razones, con sus padres no ha salido y se supone que no recuerda nada. Hyeongjun mira a su hermano con sus ojos entrecerrados.

Mingi conforme con la respuesta se levanta del sofá en que se encuentra sentado y dirige sus pasos en dirección a la cocina.
Hyeongjun está seguro de que hay algo que no cuadra en todo esto.
Más tarde le comenta a su novio, Minhee, sobre la pregunta que le hizo su hyung, ambos menores quedan intrigados.

Son cerca de las tres de la madrugada y Mingi no puede dormir, su lobo está inquieto, algo le dice que debe salir a la calle, frustrado y curioso se levanta y abriga para salir con cuidado a la calle, empieza a caminar por la vereda como si hubiera una fuerza invisible que lo lleva en aquella dirección, de apoco empieza a ver una sombra que con cada paso que da va creciendo, la alta figura está tan abrigada como el.

Un suave y rico olor a vainilla llega a sus fosas nasales provocando que su lobo se ponga atento en la espera de ver a aquel rostro tan conocido y a la vez desconocido, por algún motivo que no es capas de comprender todavía acelera el paso.

Es el.

Aquel alto Omega de tiernas mejillas.

Al darse cuenta detiene sus pasos y se queda estático en medio de la vereda cual poste, el Omega al darse cuenta también detiene sus pasos, son solo unos metros que los separan, pero el alfa siente que son cientos de kilómetros, su lobo empieza a mover su cola feliz de ver al Omega y el lobo del Omega está igual de feliz de por fin ver a su alfa después de un largo, pero largo, tiempo.

Ambos pares de ojos se estudian con la mirada y como si estuviesen sincronizados nos empiezan a caminar a la vez, el Omega se lanza a los brazos del alfa que lo recibe gustoso, el olor de la vainilla y el café se combinan para formar una mezcla exquisita.

-Mingi, por favor vuelve- le dice el Omega de manera ahogada.

Mingi no entiende, no tiene idea de lo que el Omega le quiere decir.

-No entiendo.

El Omega suelta una risita para después separarse de mala gana del abrazo, Mingi ve los ojos llorosos del Omega y su corazón se encoge ante la vista. Las suaves manos del Omega se posan en sus mejillas.

-Tienes que volver.

Mingi piensa que debe volver a su casa porque es tarde y hace un frío que cala hasta los huesos.

-Tienes que despertar-Mingi de inmediato frunce el ceño, se empieza a desesperar al no entender nada.

Sin darse cuenta los labios del Omega hacen sobre los suyos y sin dudar los empieza a mover suavemente, el Omega suspira gustoso, pero el contacto dura unos pocos segundos, Mingi se separa al sentir una punzada en la cabeza, todo le empieza a dar vueltas, sus piernas empiezan a temblar cual gelatina en terremoto.

El Omega se da cuenta y de inmediato aferra sus brazos a la cintura contraria para darle estabilidad, la respiración de Mingi se vuelve errática debido al dolor, cierra sus ojos con fuerza debido al dolor y se abraza fuertemente al cuerpo contrario, temiendo caerse por culpa de los temblores, su cuerpo de repente se empezó a sentir más liviano y de apoco las punzadas y temblores fueron decayendo hasta ya no sentir nada, siente que es tragado por un hoyo, los brazos del Omega ya no lo rodean más.

Confusión [Yungi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora