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En cuanto subimos a su coche mis nervios aumentaron, mi corazón no dejaba de latir queriendo salir de mi pecho y mi respiración se acortaba cada que veía los movimientos que el hacía al encender el coche.
Solo imaginarme lo que pasara en algunos minutos me ponía muy acalorada, pero aún no sabía si era lo correcto.
Sin más, me dedique a mirar por la ventana, veía los edificios pasar, algunas casas, unos 15 minutos sin que nadie dijera algo el entro al estacionamiento de un edificio.
Se estacionó y bajó del coche para rodearlo y abrirme la puerta, seguido me extendió la mano para poder salir, al tomar su mano la sentía fría pero aún así esa chispa seguía ahí y no sabía que era esto que sentía.

Estábamos en el ascensor y aún no me atrevía a hablar o si quiera voltear a verlo, sentía vergüenza pero al mismo tiempo quería que me besara y no parara de hacerlo.
Al llegar al departamento por segunda vez en la noche habló.

- Estás segura de querer entrar, podemos solo platicar un rato y después te llevo a tu casa- decía mientras me dejaba entrar a su departamento.
- Eh Esta bien, lo que sea será mejor que estar en esa aburrida fiesta- no sabía si quiera que decir para comenzar una conversación, solo podía responder lo que me preguntaba o decía.
- Bien, ¿te ofrezco algo? ¿Alguna bebida?- me preguntaba mientras veía cómo se deshacía de su saco para desabrochar algunos botones de su camisa.
¡Dios! Es que este hombre me quiere matar o algo, porque no simplemente me acorrala contra la mesa para besarme.
-Ah Yo... Agua estaría bien- trate de que no se note lo nerviosa que estaba, ahora lo que necesitaba era un gran vaso de agua para refrescar mi garganta que sentía más seca que nada.
-Tranquila no voy a hacerte nada que tú no quieras, siéntete como en tu casa- no sabía si lo que acababa de decir era para ayudarme o para alterarme más.

Mientras admiraba su bello departamento me di cuenta que le gustaba la música ya que una guitarra junto con un gran piano se encontraban al lado del sofá. Tenía un estilo muy varonil pero con un toque cálido, sentía raro estar aquí aún sin saber absolutamente nada de el.

-Quieres escuchar un poco de música o prefieres el silencio?- al escucharlo hablarme voltee y lo vi con un bazo de agua en su mano derecha y un vaso con una bebida alcohólica, cerveza, en la mano izquierda.
-Me encanta escuchar música pero creo que si vamos a conversar prefiero escucharte a ti.- recibía mi vaso de agua de sus delicadas pero grandes manos, ya no me sentía tan nerviosa como en un principio pero una pizca de nerviosismo estaba aún habitándome.
-Antes que nada déjame decirte que te vez hermosa con ese vestido, la más sexy de toda la fiesta- sus palabras hicieron que mi corazón se acelerara de nuevo y esa sonrisa que ponía me derretía completa.
Iba a decir gracias cuando lo vi acercándose a mi lentamente mientras su lengua delineaba su labio inferior. Ya no pude decir algo porque sus labios se estamparon con los míos, en cuanto chocamos me abrazo con sus brazos y yo subí mis manos a su cabello acariciando cada parte donde pasaban.

Nos adentramos a una burbuja llena de pasión y deseo, ni el ni yo deshacíamos el beso que había esperado toda la noche.
Sus labios me hacían tocar el cielo, si antes lo deseaba ahora lo deseo más y no me voy a detener hasta conseguir lo que quiero.
Llevábamos poco más de 2 minutos así, besándonos y no quería parar pero sus manos al tomar las mías me hicieron reaccionar y me di cuenta que me llevaba a una habitación, esta era mi oportunidad para detenerlo pero sinceramente no quería, lo deseaba muchísimo y que el también me desee de la misma manera me vuelve loca.

Al entrar a la habitación de inmediato me di cuenta de lo grande que es la cama y muchas imágenes comenzaron a pasar por mi mente, solo había estado con un hombre hablando íntimamente, pero ahora este momento me es muy diferente a la primera vez, se siente como cuando sabes que estás haciendo una locura y tus papás te van a regañar sin embargo lo haces y no te arrepientes de ello.

Su mirada en la mía hace que mis pies vuelvan a la tierra por un momento porque en cuanto cruzamos miradas me vuelve a besar.

Me di cuenta que sus labios, sus besos, de ahora en adelante son lo más delicioso que he probado en mi vida. Y así comenzó a deshacer el nudo de mi vestido para comenzar a quitármelo mientras yo tenía mis manos muy ocupadas desabrochando su camisa. Sus besos no dejaban de ser tiernos pero sexys y yo ya no aguantaba un momento más.
Al deshacerse de mi vestido y dejarme en ropa interior me empuja contra la cama dejándolo a él encima mío, lo veía quitándose los pantalones y seguido volvió a besarme.

Jamás olvidaré esta noche, la mejor de todas, gracias a esa maldita fiesta.




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Small Talk (Niall H.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora