Las almas gemelas tienen una marca que las identifica pero Atsushi es el único que nota esto.
¿Qué pasará cuando encuentre a su alma gemela y no es lo que él precisamente imaginó?
Bungō Stray Dogs y sus personajes por Kafka Asagiri.
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—¡De-detente!
—¿¡Eh!?
—¿Qué e-esperas conseguir con todo esto?—dio pasos lentos hacía al "terrorista", dicho individuo tenía a una chica amarrada como su rehén—D-de seguro harías llorar a tus padres.
—¿¡Quién demonios eres!?—exclamó el "terrorista", provocando un escalofrío en Atsushi.
¡Da tanto miedo!
Nakajima estaba en una situación grave, y todo fue gracias a que él aceptará ayudar a los dos detectives.
Aún resonaban en su mente las palabras de Dazai, que él le tendería una mano si es que no controlaba su habilidad, pero en este preciso momento ni estaba haciendo uso de ella.
Minutos atrás, Kunikida fue el primero en enfrentarse al "terrorista". Atsushi quería ver como actuaba el detective, que era lo que iba a hacer, pero el plan del rubio fracasó, pues el criminal sabía con lujo de detalles todo sobre la Agencia.
"—Esto es malo. Cuando alguien tiene rencor contra una agencia de detectives, ellos tratan de aprender los nombres y las caras de sus empleados—le explica Osamu, mientras seguían escondidos atrás de una pequeña estructura con arbustos."
—No eres de la agencia, ¿o sí?—preguntó mientras mantenía el interruptor de la bomba en su mano, esperando para pulsar el botón.
Si descubre que tengo una habilidad, estaremos perdidos.
—Y-yo—tomó el aire suficiente para su actuación—¡yo sólo soy un ciudadano normal que vino después de oír ruidos aquí!
—¡Es mejor si todo el mundo se muere!—contraatacó, señalando el interruptor.
"—¿Por qué fui elegido para esto? ¡Voy a arruinarlo!—Dazai no le prestó atención a lo que dijo y mejor le dio periódico que encontró en una de las mesas del lugar.
—Vamos, tente un poco más de confianza—le dijo al percatarse de los nervios del chico—esta gran disputa, es sólo como el desayuno de los detectives armados.
¿Por qué cree en las palabras de este hombre?"
—Soy un huérfano, sin familia o amigos—comenzó a relatar de forma apresurada, con tintes de nerviosismo—y recientemente, me echaron del orfanato.
—Eh.... bueno... ¿Y qué tienes que ver con todo esto?
—Por mucho que los odies, no deberías tomar rehenes o detonar bombas. Debes tener razones para vivir.
—¿Y cuáles serían esas opciones, eh?
¡No se me ocurre con que más distraerlo! ¡Piensa, Atsushi!
