Yo nací para ser un gran gobernante y un honorable rey, lo tenia todo, una hermosa familia, un gran reino, magia y poder a mi disposición, pero todos mis sueños se acabaron cuando mi ambición me venció, maté a mi familia y acabe con mi reino de un s...
En el reino de Lusfenia, estaba sentado en su trono un joven desdichado y malherido por su derrota, lamentándose por su fracaso, si se hubiera dado cuenta del error que cometió, si tan solo le hubiera hecho caso a su esposa, si tan solo le hubiera seguido los consejos de su fiel amigo Lucifer, nada de esto hubiera pasado ¿Por qué no les hizo caso? ¿Acaso estaba tan ciego para no darse cuenta? ¿Era tan evidente que ella lo traicionaría? Pero de qué sirve lamentarse, si hecho, hecho, ya está, es lo que resonaba por su cabeza, aquella frase que su madre siempre le decía cuando él se equivocaba.
-Señor, la hora ya llegó -Hablo aquel pelinegro firmemente, mientras se inclinaba para hacerle reverencia.
-Lo se Lucifer, me entregaré sin protesta, cometí errores en mi vida y por culpa de eso sacrifique a mi familia, pero...ella también lo hará.
Desde el otro lado de la puerta, la multitud enfadada gritaba justicia y muerte por aquel rey que un día adoraron.
-Debemos matar al vampiro -Gritaba alguien tras las puertas ya bloqueadas del castillo -Él está maldito se dice.
-Más personas inocentes seguirán muriendo si aquel monstruo sigue vivo -Se escuchó una voz ya conocida decir eso.
El odiaba que lo llamaran monstruo, que lo juzgaran sin ni siquiera conocerlo, eso solo hacia su madre y a él le dolía mucho, su alma era tan frágil como la de un pequeño niño, pero su mente, perversa como la de un hombre.
"Pobre niño desamparado, esperando ser amado por alguien"
"Aquel monstro que hoy en día es, fue gracias a la desdicha que sufrió en su pobre vida"
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