*Un nuevo hogar*

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Abril

Tras dar los últimos abrazos a mi familia.
Hoy era el final y el comienzo de una nueva etapa de nuestra vidas.
Mi mamá con los ojos ya hinchados por las lágrimas, se aferró a mi con  un fuerte abrazo.

—Me invitan a su nuevo apartamento.-Nos miró, y me dejo desconcertada ¿Qué apartamento? Vamos a ir a un hotel ama

—Si, nos invitan, y aprovechamos y vamos a museos -dijo mi tía sonriente.

—Em, no es por decepcionar pero nos vamos a quedar en un hotel.
Mientras encontramos algo permanente -Aclaró Camila.

—Tristemente es la verdad -Dije rodeando sus hombros -Pero cuando encontremos algo no duden que será así -Se rieron descaradamente en nuestra cara, Camila y yo nos miramos confundidas.

—Como están mensas, de veraz -Dijo mi tío.
¿Ora por?

—Les tenemos una  sorpresa.
De parte de los cuatro.

—¡¿Un perrito?! -Dijo Cami, explotando de emoción.

—La volteó a ver -¿Y dónde va a vivir, tonta? -se esfumó su sonrisa, desilusionada.

—Ya hablen de una vez. ¿No ven que son tontas? -dijo con indiferencia mi querido primo y el hermano de Camila. A lo que Camila le dio un sape en la cabeza.

—Les compraron un apartamento en Manhattan -dijo mi hermana

Río (el perro de Mateo) corrió hacia nosotras y nos dimos cuenta de que en su collar tenía unas llaves.
Camila se agachó y las quito de su collar, las alzó y enseñó.
Nos volvemos a ver asombradas.
Corrimos a abrazar a nuestros padres.

—Pasajeros para el vuelo 17 a destino a New York, Favor de abordar -Se oyó en todo el aeropuerto.

Dimos el último adiós a nuestra familia y mi tío indicó que la dirección del apartamento estaba en la llaves.

Tomamos nuestras maletas, tome a Camila del brazo separandola de Río. Comenzamos a caminar hacia la zona de equipaje, dejamos nuestras maletas y fuimos hacia control de seguridad, dimos una última mirada a nuestra familia y nos despedimos con la mano.

Nos tomamos de la mano y abordamos el avión, fuimos a los asientos asignados.

—¿Cuanto dura esto? -preguntó Cami.

—Cinco horas. Me voy a dormir, tu también hazlo o has algo en silencio -y le di la espalda.

Dormí una hora y desperté por el llanto de Camila, que se encontraba leyendo "A dos metros de ti"
Ya leyó ese libro cuatro veces y las cuatro siempre termina en un mar de lágrimas. Aveces pienso que le gusta sufrir o algo así.
Si sabe como se pone porque lo sigue leyendo.

—We, la gente nos está mirando.

—Me vale verga la gente, ¡¿No vez que ya la dejo?! ¡Porque la amaba! -soltó un sollozo.

—Te entiendo, amiga. Ese libro es tristísimo -Decía un chico de nuestra edad o un poco más, atrás de nuosotras.

—Ya se, y la muerte de Poe es lo más triste.

—Pide chocolate, eso te ayudará -mencioné llamando a la azafata.

Llegó la azafata y la verdad no se cuantas cosas pidió, pero estaba segura que todas eran chocolates y dulces.

—¿Ya está? -pregunte a lo que Camila asintió.

Cerré los ojos de nuevo tratando conciliar el sueño, lo cual fue imposible ya que los dos chicos de atrás querían plantear una conversación.

*Hate*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora