7. Regalo de cumpleaños

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Ha llegado la hora de confesar. No tengo ni idea de lo que me espera en la vida a partir de ahora. No quiero a Wale. Echo de menos mi vida. Odio vivir escondida.

Mia

Louis salió a comprar el periódico. Al llegar al kiosko observó que en la portada tan solo se podían leer desgracias.

Todo eran muertes, asesinatos y desapariciones.

Sí. Desapariciones. La vista de Louis se centró en un titular del periódico.

"SE BUSCA NIÑA PERDIDA. Su nombre es Wendy. Desapareció hace más de tres meses, y, todavía no se conocen ni su paradero ni a su secuestrador. Se afirma que tras los numerosos asesinatos que han ocurrido en Estados Unidos últimamente, esto podría deberse a dos jóvenes. Mia y Wale. Hace menos de tres semanas los padres de la chica fueron encontrados muertos. Por no hablar de Wale, el joven que asesinó a un chico de su misma edad hace menos tiempo. Su nombre era James. Al analizar el ADN del cadáver del chico, se pudo observar como contenía trazas del de Wale. ¿Pudo ser esto una simple coincidencia?"

Louis no podía creer todo aquello. Su propia alumna y aquel chico habían sido los causantes de todo aquello.

No se podía creer que dos simples chavales hubieran causado tanto dolor en la sociedad.

Pero, en ese instante recordó todo lo que él había hecho cuando tenía su misma edad. La maldición se había apoderado de él numerosas veces.

Ahora, había aprendido a controlarla. Su deseo de matar ya no era el mismo de antes. El peligro de aquella maldición era ser joven. Entonces, la sombra te poseía completamente y no tenías alternativa para elegir. Debías matar. Y, además, disfrutabas matando.

Louis esperaba que Mia controlase la maldición algún día, de lo contrario, jamás podría volver a la ciudad.

En cuanto a Wale. Ese chico le infundía mucho miedo.

Si aquel chico le encontrara, no querría más que matarlo, tal y como Louis había matado a sus padres en el pasado.

Seguramente Wale tendría un plan de venganza.

¿Quién sabe si eso le hubiera hecho secuestrar a Wendy? ¿Y si decidiera ir acabando con todos los miembros de su familia poco a poco?

Loius no quería perder a Linda. Pensó que si realmente auquel chico quería devolverle la carta, debería enfrentarse a él, no a su mujer o a su hija.

Aquello era de verdaderos cobardes.

Le encantaría poder avisar a la policía de todo aquello pero no podía. Debería contar qué era aquella maldición, en qué consistía, y, además, debería revelar que él también estaba maldito.

No deseaba nada de eso. Ni siquiera Linda sabía de ello. No era el mejor momento para contarlo.

Louis cogió el periódico y lo cerró. Se sentó en una mesa de una cafetería al lado de la escuela de pintura de la que Linda saldría en menos de media hora.

Él, la esperó con un café y con un único pensamiento en la cabeza. Era verdad: el que sufre la maldición, padecerá esta.

***

Dorothy se cansaba de caminar. Lo que le extrañaba era que Danny no lo hiciera. Aquel pequeño estaba empeñado en dar de una vez con su hermana.

A la chica le dolía el estómago de hambre. Apenas había desayunado y ya se sentía con ganas de comer.

Danny caminaba delante de ella, mirando a todas partes. Era como si estuviera buscando algo.

- Danny, por favor, ve más despacio...

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