Capítulo 1

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California
¡Atención! Este capítulo contiene escenas violentas y ofensivas.

El autobús llegó con una hora atrasada, para los gemelos, una hora extra para dormir. Pato fue el primero en despertar y comenzó a lamerles la cara a cada uno para que despertaran.

Dipper fue el segundo en abrir los ojos, hizo una mueca de disgusto al notar la baba del animal en su rostro limpiándose con su chaqueta. Movió a Mabel pero su hermana tenía el sueño pesado, tardó unos diez minutos en hacer que se moviera un poco, luego comenzó a abrir los ojos y a adaptarse a la luz rojiza del cielo de California.

— ¿Ya llegamos?— pregunto adormilada, estiró sus brazos y piernas en su asiento.

— sí, llamaré a papá y a mamá para ver dónde están. Vamos— colgó su mochila en su hombro, se acomodó su sombrero y tomó la mano de Mabel para jalarla evitando que volviera a dormirse.

Al tercer timbre, la voz risueña de su madre contesto.

— hola mamá, ya llegamos.

Se adentraron a la estación de autobuses para esperar a sus progenitores.

— está bien, los esperamos— finalizó la llamada— dicen que llegarán en diez minutos, les tomó el tráfico por sorpresa.

— ¿El autobús se demoró una hora más, no? Ya debería de estar aquí, seguramente se les olvidó— suspiro con pesadez la castaña.

— ¿Lista para volver a la escuela?— preguntó tratando de cambiar de tema.

— ¿Tú lo estás?— su rostro fue serio, Dipper no esperaba que le preguntase, sus respuestas siempre eran «¡Claro que sí!» o «¡Odio los lunes!». Ninguna de esas fue su respuesta, Dipper desvió la mirada buscando que decir.

Mabel quería decir algo más pero las palabras se le trababan como si lo que fuera a decir no fuese lo correcto así que buscaba otro juego de palabras pero ninguno parecía ser el indicado. Se quedó callada esperando que su gemelo hablara pero tampoco dijo nada, los diez minutos pasaron lentos pero sus padres por fin ya habían llegado.

— ¿Qué tal les fue?— preguntó la señora Pines, una mujer de cabellera larga castaña y ojos color verde— ¡Mis pequeños los extrañé mucho!— pasó sus brazos por los hombros de cada uno atrayéndolos a ella para abrazarlos.

— querida, los asfixias— advirtió el señor Pines, un hombre alto de cabellera castaña oscura y ojos avellana. La mujer lo fulmino con la mirada por interrumpir su momento, las maletas fueron guardadas y el camino inició.

Sus padres notaron que estaban callados a comparación de cuando hablaban por teléfono cuando estaban en el pueblo, se supone que debían estar emocionados por contarles sus aventuras, sin embargo, ambos miraban la ventana en sus respectivos asientos y solo contestaban respuestas cortas.

— niños ¿Quieren ir a cenar afuera? Celebraremos su regreso y que empiezan la escuela secundaria— finalizó con una sonrisa, pero ambos se sobresaltaron al escuchar «escuela secundaria» rápidamente negaron.

— gracias pero estamos cansados por el viaje ¿Podríamos dejarlo para otro día?— pidió con voz suplicante. Sus padres aceptaron no muy convencidos pero no preguntaron.

Cuando el amor manda [BillDipp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora