1 🐰 Casa Nueva.

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–¿Ya estás listo? –Su madre tocó repetidas veces la puerta. YeonJun buscaba algo que ponerse por todo su closet. Quería ir lo más intimidante para así ahuyentar a cualquier conejo de ahí y sí podía, hacer que los papás de su ahora "prometido" finalizarán la boda.

Yeonjun encontró unas prendas negras y una gorra del mismo color y antes de entrar al baño grito a su madre –Ahora en 10 minutos salgo, esperenme.

La madre del omega refunfuño, pero en fin terminó aceptando ya que no se podían ir sin su hijo. Se fue de ahí y YeonJun empezó a cambiarse y pintar sus uñas de negro. Se miró al espejo, parecía un alfa con olor a omega. Gruñó, odiaba pertenecer a esa jerarquía siendo un zorro. La mayoría de zorros en su entorno eran alfas y fácilmente le podían poner sumiso.

Suspiro y se mentalizo con que debería demostrar poderío como cualquier hijo de líder de manada, más si es un zorro y por su naturaleza, un depredador. Bajo las escaleras corriendo y encontró a sus padres ya listos para irse –Te estábamos esperando –Habló el alfa sin emoción. Los tres salieron de la casa junto a algunas maletas que su madre momentos atrás le había hecho al omega el cual se puso más renegon de lo normal y negó el irse a vivir a la casa de un extraño.

–Sabes que lo hacemos por tu bien–Comentó su padre mientras manejaba y veía el espejo retrovisor. YeonJun solo miraba la ventana, enojado, e irritante–No tienes opción, eres un omega.

Aquello hizo que los pelos de los brazos del omega se erizaran y sus manos formarán puños. Salto sobre su asiento dándole una mirada de muerte al alfa –Yo puedo valerme por mí mismo. ¿Qué pensaban al casarme con un conejo? Yo podría romperle el cuello en un segundo, devorarlo y...

–¡Choi Yeonjun! –Grito su madre en forma de regaño –Nosotros no te educamos así. Se bueno en algo y comportate como un omega normal.–Su tono era completamente harizco. Sus padres jamás le habían hablado de esa manera, y aquello hizo que sus orejas bajaran y se hiciera bolita en el asiento trasero mientras lágrimas empezaban a bajar.

El camino siguió y YeonJun había dejado de llorar. Había pasado dos horas hasta que una parsela de calcula, 15 hectáreas se hizo visible. Ahí pudo divisar a varios conejitos, unos convertidos y otros en su forma humana, todos recogiendo las macetas de zanahorias. Todos aquellos seres de corazón bondadoso y de cierta ternura, eran considerablemente, pequeños. Sean alfas u omega, eran de una estatura promedio de 1.60.

Se rio un poco en sus adentros pensando en su prometido y lo que le haría sufrir. Por qué de que, YeonJun se dejara dominar, no lo haría ni en sueños, menos de un tonto conejito que quizás mediría menos que él.

Llegaron al pueblo y muchos de los pueblerinos al verlos empezaron a entrar a sus hogares y cerrarlos estreduosamente, prácticamente, aterrorizados de que sucediera una masacre. Era como, una ley natural. Un conejo y un zorro no podían llevarse bien, pues mientras el zorro era el depredador el conejo era la presa. Anteriormente ambos bandos se llevaban notablemente mal, guerras incontrolables y albedríos.

Pero, ahora, parecía que haría historia pues posiblemente se termine casando con un conejo –Si no estropeaaba la boda– Y tendría crías conejo o zorritos. Aunque la idea es que el alfa domina aquello, así que posiblemente tendría bonitos híbridos conejitos. Bueno, era A N T I N A T U R A L.

Llegaron hacia una gran mansión y su padre paro frente a ella siendo recibido rápidamente por varios trabajadores entre ellos el que se encargaba de los autos. Su padre entregó sus llaves y se dio la vuelta –Bajemos –Ordenó y ambos rápidamente bajaron.

–¿Las maletas? –Preguntó su madre tomando el brazo de su padre.

–Luego la llevarán a su cuarto, no te preocupes amor.

Los tres subieron las grandes escaleras de mármol y rápidamente las grandes puertas de acero fueron abiertas de par en par. Había varios trabajadores, cuadros por las paredes y una bonita estatua de un conejo tamaño adulto. Todo era de un color blanco y rosa pastel. Tierno.

Ruidos se hicieron presentes. Zapatillas, tacos y zapatos. Suspiro detrás de sus padres rodando sus ojos. Lo primero que vio, fueron dos señores de edad mayor. Bajitos y tiernos. Después, tuvo que levantar su vista, para darse cuenta, que un alfa de estatura que calculaba 1.86, estaba ahí frente a él.

–Hola –Sonrió tiernamente –Soy Choi Soobin, tú próximo alfa.

Manada ¦ Soojun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora