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Escuchó la risa de Chanyeol a lo lejos, suave y melodiosa, arrullándole, mas haciéndole finalmente abrir los ojos, a pesar de lo cómodo y calentito que se hallaba durmiendo. Parpadeó para acostumbrarse a la leve luz en la penumbra, percatándose de un teléfono situado a centímetros de su rostro y a Chanyeol sentado en la cama sosteniendo éste.

El sonido de un clic descolocó a Kyungsoo, el cual fue seguido por una risita divertida y risueña. Frunció el ceño con confusión. Era muy temprano para comprender que era lo que estaba pasando, sobre todo considerando que su cerebro acababa de despertar. Ay, solo quería dormir otra vez.

—Mírate~... —susurró Chanyeol, con adoración tiñendo su voz—. Eres una cosita tan adorable.

Sintió cómo sus mejillas se sonrojaban por el comentario. Qué vergonzoso era el castaño a veces. Esperaba que al menos la sábana cubriera sus mejillas también. Otro clic resonó en el cuarto y Kyungsoo fulminó con la mirada al chico sonriente que lo observaba desde arriba.

—¿Qué haces? —masculló somnoliento. No era su culpa. Se habían quedado hasta tarde viendo películas.

—Mm, nada —otro clic y Kyungsoo empezaba a sospechar que Chanyeol le estaba mintiendo—. ¿Sabías que acostumbras a hablar dormido?

—Y-ya sé —admitió, abultando sus labios en un pequeño puchero. Era una mala manía que no desaparecía, aunque había esperado de cierta forma que con el transcurso del tiempo hubiera disminuido en frecuencia, al menos un poquito.

Hablar dormido podía resultar molesto para otras personas, las víctimas que debían soportar sus balbuceos nocturnos; se lo imaginaba y no podía negar que parecía un fastidio. Para su sorpresa, Chanyeol no sonaba recriminatorio, sino maravillado. Como si hubiera descubierto un tesoro importante.

—Ah, casi lo olvido —exclamó el castaño, dejando el teléfono atestado de fotitos a un lado.

Se acurrucó junto a Kyungsoo, quien ya estaba ovillado entre las sábanas, y se acomodó a sus espaldas de tal modo que su cuerpo tapara el del pelirrojo. Cuchara grande, pensó Kyungsoo, disfrutando el calorcito que trasmitía Chanyeol a través de la ropa.

—Hoseok está de cumpleaños en unos días. Hará una comida en su departamento, con un par de amigos, y estamos invitados —relató, capturando la atención de Kyungsoo fácilmente. Hoseok le agradaba mucho. Era muy amable y amoroso con él, por lo que se sentía muy feliz y agradecido de que lo hubiera considerado en su cumpleaños, pese al corto lapso que llevaba conociéndose.

Asintió con vehemencia, no muy seguro a qué, pero dio a entender que estaba completamente a bordo con la idea. Le ilusionaba bastante. Hacía rato que no veía a Hoseok y no iba a considerar que ya lo extrañaba.

—Hoy día iré a comprar un regalo para él —dijo Chanyeol, besando la oreja de Kyungsoo, generándole cosquillas—. ¿Se te ocurre algo? Sé que no hablan mucho, pero...

—¡Un mantel de Tata! —brincó el pelirrojo, removiéndose entre sus brazos para verle de frente. Los ojos de Kyungsoo brillaban con emoción, por se capaz de recordar aquella charla en el parque de diversiones, cuando Hoseok le confesó varios de sus gustos y de sus intereses, aunque tal vez haya sido por el tiempo invertido en buscar el nombre exacto del personaje que le dijo le gustaba. Chanyeol esbozó una sonrisa y asintió.

—Me agrada. Seguro que le va a encantar.

Claro que le va a encantar. Le va a fascinar. Mis regalos son asombrosos, quiso decir, siendo callado por los labios del castaño tocando los suyos. Kyungsoo se derritió contra él, como un caramelo que se fundía despacio ante la calidez que Chanyeol otorgaba.

Rent A Boyfriend || ChansooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora