Tsunade - Shizune

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Shizune se sentía feliz porque Tsunade había podido ganar dinero suficiente para pagar deudas por las que eran perseguidas debido al mal hábito de la mujer mayor de implicarse en apuestas.

― Shizune, cuando lleguemos al próximo pueblo, iremos a los baños termales. ― Ordenó la rubia kunoichi con felicidad.

― Sí, Tsunade sama. ― Respondió con una gran sonrisa ya que el buen humor de la rubia era contagioso y esperaba no desapareciera, solo pensaba en que una o dos de las deudas podrían ser pagadas y poder celebrarlo en un onsen con habitaciones esa noche era más que acertado ya que hacía mucho que no dormía en un cómodo futón o poder disfrutar de un agradable baño.

― Luego, podré asistir a las salas de juego para no desperdiciar la buena suerte que está de mi lado porque no es sabio desaprovecharla ya que podré ganar a más idiotas. ― Reveló alegremente Tsunade mientras su sonrisa se agrandaba.

― Tsunade sama, ¿no pretenderá usar el dinero que ganó para apostar en un lugar diferente? ― El terror se podía apreciar en el rostro de Shizune por la suposición que tenía sintiendo que toda la felicidad desaparecía como si una roca hubiese caído sobre su cabeza para despertar a la realidad.

― Por supuesto que usaré el dinero, solo será el inicio para incrementar las ganancias actuales. ― Argumentó la Sannin de las babosas destilando la felicidad de sus intenciones.

― Tsunade sama, mejor pague las deudas acumuladas con ese dinero. ― Sugirió nerviosa Shizune. ― No quiero ser pájaro de mal agüero pero muchas veces que le va bien y cree que está en una buena racha, las siguientes apuestas en las que participa termina perdiendo todo el dinero que tenemos. ― Agregó la mujer más joven mientras temblaba debido a la reacción que pudiera tener la Sannin y la rubia parecía mirarla con furia.

Tsunade no pudo evitar molestarse, se sentía ofendida de que Shizune pensara así aunque fuera cierto que en ocasiones pasadas había ocurrido pero no tenía que ser así esta vez, estaba segura de que la fortuna estaba de su lado.

― No lo digo de mala manera, Tsunade sama. Solo estoy sugiriendo que separe un poco del dinero que debe y lo que quede lo puede utilizar para seguir jugando en sus apuestas. ― Insistió en un vano intento de  convencer a la mujer de grandes senos.

― Ese tipo de actitud es lo que atrae la mala suerte, Shizune. No me acompañes más o perderé todo. Me arruinas mi buena suerte con la que voy a poder triplicar las ganancias para disfrutar de un onsen con habitaciones y deliciosa comida. ― Habló la rubia mientras apresuraba su andar para llegar al siguiente pueblo.

― Tsunade sama… piense bien lo que hará. Nos persiguen muchos cobradores y tendríamos algo de tranquilidad si paga lo que les debe. ― Intentaba convencer a su maestra mientras la seguía aumentando el paso de su caminar al igual que la Sannin de las babosas.

― ¡SHIZUNE, NO ME DIGAS LO QUE TENGO QUE HACER! ― Gritó Tsunade llevando sus manos a la cabeza para cubrir sus orejas en un intento de no escuchar a la otra mujer mientras escapaba corriendo.

― ¡TSUNADE SAMA! ― Gritó la mujer de cabello corto para correr detrás de  la Senju que parecía huir de ella solo por intentar de que entrase en razón.

― Voy sola, no quiero que me des mala suerte. No me sigas, Shizune. ― Ordenó la mujer de cabello rubio.

― Tsunade sama, está exagerando. ― Contestó apresuradamente Shizune sin dejar de seguir a la otra mujer.

― Por favor… Tsunade sama, piense bien lo que hará, esto solo podría empeorar o mejorar los problemas que ya tenemos con los cobradores. ― Suplicó agotada la kunoichi después de perseguir a la Sannin hasta una casa de apuesta en la que estaba entrando.

Las historias no contadas del mundo shinobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora