Simplemente regresé atrás sin mirarla, era demasiado sínica como para creer que ella dejaría las entradas ahí. Ella es una víbora.
- ¿La conseguiste? -preguntó Jorge desesperado, yo negué haciendo que él frunciera el ceño molesto.-Adiós Martina.
Acomodó su sudadera y continuó marchándose del lugar, igualmente me sentí decepcionada por mi misma ¿Saben a quien no le cumplí? Sí, al mismísimo Jorge Blanco, suspiré para mi misma antes de sentir agua fría desde mi cabeza hasta mis pies, escupí el resto del agua que había en mi boca y voltee a ver a Coraline con un cubo azul donde estaba el agua que fue derramada en mi, pude sentir como mis mejillas ardían mientras cerré mis puños con furia. Estúpida, me cansé.
- Me las pagaras rubia oxigenada.-me abalancé sobre ella jalando su cabello, ella gritaba de dolor mientras la multitud se reunía en un circulo apreciar nuestra pelea, voltee hacia al lado allí estaban chicos grabando, no les tomé mucha importancia antes de conseguir una mejilla roja debido a una bofetada que me regresó Coraline yo igual se la devolví pero aún más fuerte dejándola ahí estática, cuando los gritos de los profesores y el director invadió el lugar.
- ¡Ayúdenme por favor!-un grito fingido de Coraline hizo que todas las miradas se posaran en mi, ojalá te pudras.
Estoy en grandes y largos problemas.
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-¿Me pueden explicar que ha pasado acá? -el director nos señaló con la mirada, mientras yo temblaba del frío por el aire acondicionado prendido y yo aún mojada.
- Yo lo haré director Smit-se ofreció la estúpida, ella haría lo que ella quisiese pero, no lo hará.
- Director, ella me mojó con un balde por eso estoy así-salí a defenderme, aunque ella no se rendiría fácil.
-Mentira, ella misma se mojó con el agua de los baños. Ella se abalanzó afrente de mi no sé porque-armo un puchero, el director la vio con lastima y compasión cuando a mi me miró molesto.
.- Señorita Stoessel, tendré que llamar a su padres y...-lo interrumpí.
- Director yo...-el igual hizo lo mismo.
- Sera suspendida por una semana hasta nuevo aviso.
- Pero...
- ¡Pero nada! -golpeó fuertemente su escritorio- Ahora puede retirarse.
Agarré mi mochila y me marché de ahí nadie me creía y eso era lo peor, cuando salí todos estaban aplaudiendo, fruncí el ceño ¿Porqué rayos aplaudían? Voltee hacía atrás y Coraline no había salido entonces ¿Para quien era?
- ¡Buena pelea! -gritaron atrás.
Oh, por eso.
- ¡Martina, Martina! -se acercó corriendo mi amiga, con sonreí de medio lado, ella me contentó un poco.-Te llaman al teléfono local-colocó sus manos en sus rodillas recuperando el aliento.