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Sexo Oral. 

Spike y Diablo sabían que esto estaba mal, era una jodida locura. 

Los motociclistas no tenían grandes reservas de pudor pero chupar la polla de uno de los hermanos de Chad no era algo que fuera una maldita buena cosa, de hecho, estaba más allá de los jodidos límites, maldita sea, si alguna vez alguien se enteraba de esto ambos estaban jodidos de muchas maneras y ninguna de ellas buena. 

—Spike, maldita sea, deja de jugar y haz un maldito buen trabajo— Diablo observó al twink rubio de rodillas frente a él que jugueteaba maliciosamente con su glande dando pequeñas lamidas con esa lengua rosada que era una maldita perdición. 

El pequeño ángel era pecado y muerte, Diablo lo sabía bien pero eso no lo detuvo en tomar fuertemente los rizos claros y sedosos que nacían de la cabeza del rubio para empujar su polla hasta que Spike tuvo arcadas. 

Ellos no deberían estar haciendo esto, jodidamente no debían pero eso no evitaba que el rubio estuviera mamando su polla como si la vida se le fuera en ello. 

Estaba siendo un cabrón desleal dejando que la maldita propiedad de Chad jodiera su mente y su maldito corazón. 

Maldita mierda. 

Esto estaba prohibido y tan mal. 

Spike amaba las pollas en su boca, amaba la polla de Chad en su boca pero el cabrón lo había dejado en otro continente mientras follaba a perras italianas de grandes apellidos dejándolo atrás, un bueno para nada que sólo poesía una motocicleta, su fiel chaleco de cuero y una navaja con la que había terminado la vida de aquellos que creían que era un twink sin oficio ni beneficio… Lo habían subestimado y habían estado equivocados, Spike podría cortarte el cuello en un segundo y no sabrías como la muerte había llegado a ti. 

Pero por ahora, sus manos, boca y mente estaban ocupadas lamiendo el glande, las bolas y cualquier parte de la anatomía de Diablo que pudiera saborear en su boca. 

El hombre sentado tomó el cabello de Spike y comenzó a bombear a su ritmo, disfrutando de ver al rubio tan destrozado, sus labios hinchados, su boca adolorida abriéndose para recibir su polla, los pequeños ruidos necesitados y morbosos de succión que emitía el chico arrodillado frente a él. 

Unos minutos después de empujes castigadores Diablo derramó su semen en la garganta del rubio quien se vio forzado a tragar. 

Tan lascivo como era el rubio no le bastó con la leche que ya había tragado si no que comenzó a lamer la polla semi dura de Diablo, limpiando cualquier rastro de semen y amando cada maldito segundo de ello, la carne sedosa dentro de su boca era una maravilla. 

—Maldita sea Spike, tenemos que dejar de hacer esta mierda, Crumble regresará y ambos tendremos nuestras cabezas rodando por infieles. 

—Cállate maldito imbécil — murmuró Spike antes de atacar de nuevo la polla de Diablo pero este se apartó y lo obligó a sentarse, era el turno de Spike. 

30 días del ClubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora