"Cuando te miro solo puedo agradecer
Lo que sucedió para poderte merecer"
Alec sintió a Magnus moverse, alejándose de su abrazo, abrió los ojos, girando a mirar su celular, que marcaban las ocho de la mañana. Escucho a Magnus quejarse y volteo a verlo.
-Magnus. –Se levantó, quedando sentado.
-Alec... quítame esto... tengo calor. –Trato desenredarse de las cobijas y quitarse la sudadera. Alec se acercó a él, tocando su frente.
-Mierda, Magnus, estas ardiendo.
-Bueno... Gracias. Alec.... No me siento bien.
-Espera. –Salió rápido de la cama, saliendo del cuarto y bajando rápido las escaleras en busca de su mamá.
-Hey. –Jace le dijo cuándo lo vio entrar a la cocina.
-Magnus está caliente. –Es lo único que dijo, Jace dejo la taza de café a medio camino hacia su boca.
-Bueno, sí, lo es. Pero, no sé qué hacer con esa información.
-No, idiota. Magnus tiene fiebre.
Jace lo miro con preocupación, pero antes de que hablara, Maryse entro.
-¿Qué pasa? -Pregunto mirando la cara de preocupación de ambos.
-Magnus tiene fiebre. Anoche también se sentía mal y vomito. –Las manos de Alec temblaban.
-Vamos. Jace. –Lo miro. -¿esta Clary despierta? –Jace asintió, -ve y dile que si puede venir a hacer un té de miel y limón. –Jace asintió de nuevo, saliendo rápido de la cocina. Maryse miro a Alec. –Vamos. –Repitió.
Ambos salieron de la cocina y subieron rápido las escaleras, caminando hasta el cuarto.
Magnus estaba sentando en la cama, recargado en el respaldo, sus piernas en su pecho y la cabeza entre ellas.
-Cariño. –Maryse se acercó a él, Magnus la miro, sus ojos estaban vidriosos, Alec sintió como su corazón dolía. -¿Qué es lo que te duele? –Le pregunto en un tono maternal.
-Me duele el estómago, y un poco la cabeza. –Tallo sus ojos deshaciéndole de la humedad en ellos, Alec se acercó.
-Probablemente te cayó mal la cena. –Maryse puso una mano en su frente. –Clary hará un té de miel y limón, eso te hará bien, pero por lo pronto toma una ducha con agua tibia. Si eso no funciona, llamaremos al doctor–Magnus asintió. –Alec, ayúdalo. -Alec asintió, mientras ella se levantaba y salía del cuarto.
-Alec, no voy a morir. –Magnus río un poco al ver su cara de preocupación, levantándose con la ayuda de Alec.
-Luces como si lo fueras a hacer.
-Bueno, gracias por decir que me veo mal, cuando antes me dijiste que estaba ardiendo.
-Magnus deja de bromear. –Alec dijo seriamente cuando ambos entraron al baño.