A la mañana siguiente Sole, Montse, Carmen, Encarna y Judith decidieron disfrutar de la ciudad y hacer turismo. Apenas habían dormido pero los cuerpos tenían energía, estaban empezando y tenían toda la semana por delante. Dieron un paseo por el Bósforo en ferry, vieron la torre de la doncella y visitaron numerosas mezquitas, bueno más bien casi salen presas.
Primero visitaron el mausoleo donde estaban todos los sultanes, solo exigían pasar descalzos con calcetines, hombros cubiertos y pantalón o falda por debajo de la rodilla. Judith llevaba pantalón corto y le toco ponerse una falda.
- Espera, espera que esto tengo que grabarlo yo – Dijo Encarna meándose de la risa viendo a Judith.
- Ni se te ocurra o te tiro al Bósforo con piedras para que no salgas – Dijo Judith.
- Si estás muy guapa con esa falda – Dijo Carmen
Las chicas pasaron dentro aguantándose la risa y recobrando la compostura.
- Aquí huele a muerto, yo doy vuelta rápida – Dijo Judith adelantándose para salir de allí.
- Huele a muerto dice, claro aquí están los sultanes – Dijo Montse.
- Pues que descansen en paz - Dijo Judith.
Las chicas salieron, se calzaron y se dirigieron a otra mezquita, pero esta ya era de otro nivel. En los pies tenían que llevar patucos como en los hospitales y tenían que llevar un pañuelo para el pelo. Ni cortas ni perezosas las chicas se liaron el pañuelo en la cabeza y cogieron los patucos y se los pusieron encima de las zapatillas, como viene siendo habitual en el hospital. Pasaron y cuando dieron un par de pasos desde atrás escucharon una voz.
- ¡Hey, sorry! – Gritó el guardia de la puerta con los brazos alzados
- ¿Qué pasa? – Pregunto Encarna girándose para mirar
El guardia las llamó y señaló sus zapatillas con sus patucos puestos. Claro estaba que los patucos tenían que ponérselos, pero descalzas. Todas se miraron y les dio tal ataque de risa que no podían parar, lo mejor de todo es que todos los que pasaban detrás de ellas al verlas, hacían la misma operación y claro, todos para atrás. Cuando se calmaron un poco, se descalzaron, se pusieron los patucos y pasaron. Les duró un suspiro la cordura, solo con mirarse les dio nuevamente un ataque de risa. Las chicas tuvieron que salir de allí lo más rápido que pudieron, tenían varias miradas asesinas encima de ellas.
Después de semejante espectáculo las chicas se fueron en busca de algún sitio donde poder comer o más bien merendar. Encarna y Judith viendo la zona por donde estaban se acordaron de los turcos con los que hicieron buenas migas y buscaron su bar para comer allí. Cuando llegaron las atendieron a las mil maravillas. El dueño del restaurante con el que discutieron en el viaje anterior porque no le gustaba Can se acordó de ellas y al verlas se quedó alucinado y más cuando supo que volvían nuevamente por el actor y con más fans. Al final terminó diciendo que si Can Yaman le traía gente al bar ya era su amigo y el mejor actor.
Después de comer salieron de allí con un par de turcos que hicieron de guías turísticos. Las guiaron por el gran bazar buscando unas sedas para Carmen. Las chicas se lo pasaron genial con ellos. Cuando regresaron nuevamente al bar les esperaba un "amigo taxista", allí todos son amigos, para llevarlas al famoso mirador de la serie. Cuando las chicas regresaron decidieron salir a cenar, para no perder vuelta.
La cosa se complicó un poco de regreso al hotel. Lo que sería un paseo corto, para después ir a descansar terminó siendo una caminata a la torre de Gálata, digo caminata porque las chicas debido al cansancio estaban más perdidas que un tonto en una feria, hasta que se acercaron unos chicos jóvenes españoles que estaban de turismo por la zona, muy amables las acompañaron hasta la torre. Lo primero que se les ocurrió fue sentarse en un bar a los pies de la famosa Torre y claro cómo no, terminaron de mojitos y raki por allí. Literalmente cerraron el bar donde se metieron. El camino de vuelta se hizo interminable, no solo porque estaban a tomar viento del hotel (o eso pensaban, pero estaban más cerca de lo que creían), también porque nuevamente estaban desubicadas y sin darse cuenta estaban paseando por la avenida Istiklal y el hotel a tiro de piedra. Finalmente, san google las llevo al hotel.
Llegaron a unas horas poco normales y gracias a que, literalmente las echaron del bar no terminaron como las grecas, de lo contrario seguramente que terminarían bebiéndose hasta el agua de los floreros
Al llegar al hotel se encontraron con la habitación tal cual la habían dejado por la mañana. No había pasado el servicio de habitaciones a hacer la limpieza ni cambiar sábanas y toallas. Entre el nefasto desayuno y limpieza cero estaba claro que el hotel era para ponerle un cero en la valoración de Booking.
Las chicas se levantaron con las pilas cargadas y preparadas para otro día de locos. Desayunaron y decidieron visitar Bebek. Pasearon por ese maravilloso barrio a orillas del Bósforo, compraron chocolate a espuertas y tomaron café en una cafetería con unas vistas de infarto. Después de la comida visitaron el campo de futbol del Besiktas jk. Judith y Sole se hicieron fotos en todos lados, eran las más fanáticas, Encarna como siempre se dedicó a ir diciendo que era del Galatasaray para llevar la contraria.
Finalmente decidieron regresar temprano para ducharse y arreglarse, tenían reservado para cenar en el Ruby. Cuando estuvieron listas quedaron con Verónica, Mathy y Dolo que también las acompañaron esa noche a cenar.
Les pilló un atasco de los mil demonios, no se movían ni un centímetro, tuvieron que bajarse del autobús en mitad del camino para ir andando., eso sí, no faltaron las risas con algunos comentarios. Cuando llegaron alucinaron con el local, unas vistas maravillosas, la comida espectacular y un trato inmejorable. Lástima que también tengan restricciones por el covid y el restaurante cierra a hora temprana, de haber estado el pub abierto lo hubieran dado todo en la pista central. Después de cenar regresaron al hotel, cuando llegaron cada mochuelo a su olivo, menos Montse y Judith que decidieron invadir la habitación de Encarna y Sole y montar allí el botellón. Las conversaciones a altas horas de la madrugada y las risas, se quedaron guardados bajo llave en esa habitación.
Llegó el jueves. Las cuatro locas que se quedaron de botellón estaban con alguna secuela, Carmen en cambio estaba como una rosa y se reía de sus caras. Fueron al mercado de las especias, donde habían quedado con sus guías turísticos personales o más bien con sus amigos turcos, ya eran de la familia. Las chicas fueron a visitar a Jordi, un amigo que tiene una tienda y además habla español.
- Mira aquí esta Jordi – Dijo Encarna señalando la tienda.
- Es apañado el Jordi – Dijo Carmen.
- Este pa lo mío me sirve- Dijo Encarna provocando risas
Jordi las invito a un té y unos dulces. Estuvieron hablando con él y cuando descubrió las fotos con Can como buen negociante quiso ofrecer un trato a las chicas.
- ¿Cómo hacéis para verlo? Cuando vayáis a verlo me llamáis que me presento allí, es más yo os llevo si me conseguís la foto para ponerla en la tienda- Dijo Jordi-
- Todas las turistas que vean la foto en la tienda van a parar seguro – Dijo Judith.
- ¿Pero si te llevo qué gano yo? – Dijo Encarna riendo
- Tenéis descuento y a ti te consigo un turco guapo – Dijo Jordi señalando a Judith mientras Encarna se desorinaba de la risa.
- Lo que me faltaba, terminar con un turco, mi padre me deshereda, ya tiene bastante con escuchar el nombre de Can todos los días– Dijo Judith riendo.
Las chicas no paraban de reír con Jordi. Después de pasar un rato con él, se despidieron y siguieron con la ruta.
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Estambul me mata. Desafío a la RTÜK
AventuraAparca la limusina que llegan las estrellas. Nada puede frenar a estas chicas kamikaze en su sueño por conocer a Can Yaman, el actor turco que mueve fans de todos los países. ¿ conseguirán cumplir su sueño sin ser arrestadas por el gobierno turco? ...