Julio

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Era una noche tranquila, todo estaba en calma , había varias habitaciones llenas, quince para ser exactos, ya eran como la una de la mañana, no había pasado nada raro desde hace mas de una semana, bueno sin tomar en cuenta la puerta que siempre tocaba a las tres de la mañana, eso ya lo seguía tomando como algo cotidiano, en un parte me sentía aliviado de que no pasara nada nuevo o tan fuerte como la ultima ocasión, pero esa suerte acabo. Esa día, salí de lo que es mi espacio de recepción y me senté en los sillones que habían cerca, ya era algo que hacia cuando ya me dolía estar sentado en la silla de recepción, no era nada cómoda, uno de estos sillones era mi favorito, ya que era el más cómodo, al minuto de haberme sentado empecé a escuchar como si alguien estuviera tarareando una canción, no pude reconocer la tonada pero era bastante relajante, tan relajante que poco a poco me estaba empezando a dar sueño.

Recuerdo que me dormí como 2 minutos ya que mi menté tenía el pendiente que estaba en el trabajo pero al despertarme aun se escuchaba a alguien, vi el reloj que estaba en la recepción y confirmé que no había dormido demasiado, quise ubicar de donde provenía dicha voz, revise si tenía algo reproduciéndose en mi teléfono, la radio o cercanías pero terminé sin encontrar de donde provenía. Ya que había descartado todos los posibles lugares de donde provenía la canción empecé a caminar lentamente por la recepción para intentar buscar de donde provenía la voz, después de unos minutos de caminar la voz podía escucharse más fuerte por la escalera de la parte izquierda, la que estaba más cercana a la recepción y además era la escalera que estaba encima del cuarto donde siempre tocaban la puerta, tomé mi linterna, todavía no había apagado las luces por lo que había luz en los pasillos. Poco a poco fue subiendo, intentaba no hacer ruido, cada vez escuchaba el tarareo más fuerte y justo cuando llegue al primer piso se detuvo, miré a mi alrededor pero no vi a nadie, tampoco escuche alguna puerta o alguien que haya corrido, no podía ser que haya alguien en alguna habitación de la zona donde estaba ya que esta zona aun estaba en remodelación, al momento de que empecé a bajar el tarareo volvió a comenzar, primero me espantó pero luego pensé, "bueno, ahora será mas difícil quedarse despierto"

El diario del recepcionistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora