Era sólo un día de alberca.

Capítulo 1 El camastro...

Imagina...

En una ciudad donde nada interesante ha pasado, un lugar muy tranquilo para habitar y sin ser muy grande, vive una chica llamada Mariana, que comienza a sentir su vida un tanto vacía, siente que, para una joven de su edad, la vida se le ha vuelto un tanto rutinaria. —sintiéndose sofocada y sin recordar algo que la haya hecho emocionarse últimamente—, decide tomarse unos días con sus amigas en una zona de hoteles con acceso a un parque acuático, al menos podrá disfrutar de algo nuevo. Nunca había sido fan de los parques acuáticos, siempre había tenido miedo al agua y por ello evitaba este tipo de paseos. —Quién hubiera pensado que sucedería algo que la llevaría a arriesgarse más en vida—.

Al llegar al lugar, decide tomarse la primera tarde en un lugar tranquilo al lado de una alberca, sentada en un camastro de madera, no imaginaba que podía pasarla tan bien el sólo desconectarse de su rutina. Decide ponerse un traje de baño de 1 pieza de color negro, que sabe es algo sexy por las partes transparentes del abdomen y pecho que revelan un poco de su cuerpo, sin parecer vulgar; lleva puesto un sombrero grande color paja con un listón negro que le ha combinado sin siquiera pensarlo.

Ahí estaba ella, tomándose su tiempo de relax, sacando sus gafas de sol de diseño clásico color negro y un libro que había postergado leer durante todo un año, veía a sus amigas a la distancia, divirtiéndose en la variedad de toboganes que ofrecía el lugar, pero que aún le daba temor tirarse.

No pasaron más de unos minutos cuando de la nada, se sienta un extraño cerca de su camastro sin decir nada en específico, sólo sentía su presencia, parecía estar en su celular, pero no le tomó importancia. A lo lejos escucha un idioma extranjero, sabe que ese extraño viene con ese grupo de amigos, pone más atención unos segundos y sabe qué es lo que están hablando, en efecto, acertó, en coreano. Al tiempo de reaccionar, voltea lentamente hacia su derecha para confirmarlo, son IDOLS de Corea del sur que decidieron tomarse un descanso de su agenda tan ocupada, estaban ahí, en su ciudad, donde nunca hay grandes conciertos, donde no pasa nada interesante frecuentemente, donde los artistas nunca habían volteado a ver esa ciudad como destino.

Se sentía ansiosa y empieza a preguntarse —¿Por qué están aquí?, ¿estarán grabando algún video secreto?, ¿estarán solo de paseo?— Todos esos pensamientos están pasando por su mente cuando de repente, se cruza con un rostro amigable viéndola, un gesto muy tierno, y lo reconoce, es él, su corazón palpita de emoción, euforia, se agita fuertemente pero lo tiene que disimular, sabe quién es con solo verlo de reojo, pero al verlo en persona es aún más apuesto de lo que se aprecia en fotos, entrevistas y redes sociales.

En una milésima de segundo, Mariana analiza lo que él trae puesto, un short playero azul marino, con una toalla a rayas en su espalda, con sus cabellos escurriendo aún en agua por haber salido de la alberca, siente una pausa en los latidos de su corazón, quiere que ese momento se detenga en el espacio como una pausa infinita, piensa que está alucinando, no parece real, y justo cuando está atravesando por todo esto, él la interrumpe diciendo suavemente en inglés: —Hello, I'm... —ella pensaba en su mente, lo sé eres Lee Dong-min, mejor conocido como...—

— Cha Eun-woo —dijo al terminar de presentarse—.