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El alto pelinegro gruñón  ese día lo estaba más de lo normal.

Le estaba saliendo todo completamente mal, ninguna enfermera le hacía caso, y lo peor es que no había desayunado.

Intentó acercarse a un grupo de ancianos a jugar con ellos póker pero lo rechazaron.

Quería golpearse contra la pared hasta desmayarse.

Y para colmo el brazo comenzaba a dolerle; el día era caluroso y sentía el sudor a través del yeso, simplemente asqueroso.

Se escabulló y salió del hospital, quería comida de verdad, iría a un restaurante de pasta y compraría la más grasosa de todas.

Para suerte suya, había un restaurante de comida italiana cruzando la calle del hospital.

Miró para los lados, no quería que otro estúpido alcohólico lo atropelle, de nuevo.

No venía nada. Posó un pie sobre la carretera y lo vio.

El chico bajito pelinegro del cual desconocía completamente el nombre, estaba sentado en una mesa. Se encontraba en una heladería al lado del restaurante.

Tranquilamente comía un helado de coco, mirando la cuchara después de lamerla. La alzó hasta los ojos y divisó a Chanyeol detrás de ella.

Sus miradas estaban conectadas, Chanyeol se dio cuenta de que le miraba y se sonrojó.

No miró por los lados y cruzó. Justo cuando venía un auto.

El chico de ojos grandes vio cómo el cuerpo del alto salía volando.

Se preocupó y fue corriendo a ayudarlo. La pierna del chico se había fracturado y pequeñas lágrimas amenazaban con salir de sus ojos, a pesar de estarse haciendo el fuerte.

- Mierda, primero el brazo y ahora la pierna. ¿Qué demonios tienes los autos contra mí?

Unos enfermeros se acercaban con una camilla, listos para llevar al chico dentro del hospital y revisarlo.

El bajito se asustó y salió corriendo del lugar. Chanyeol no lo notó, el impacto del golpe  estaba haciéndole efecto. Comenzó a sentirse mareado y en segundos cayó desmayado.

Silencioso • [SeHo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora