Beso #5 -En los labios PT3-

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CAPÍTULO FINAL

Ambas nos encaminamos a nuestras diferentes aulas. Al parecer no pude dejar de pensar en cómo nos habíamos dormido el día anterior, ya que Taeyong me estuvo observando toda la clase como si no hubiera mañana, con una sonrisa psicópata.

No tuve noción de tiempo, tampoco. A decir verdad, apenas me di cuenta cuando el timbre del descanso sonó. Solo entendí que la hora de verla había llegado, al ver como todos se levantaron de sus asientos, cosa que yo también hice.

Ignoré a mi mejor amigo gay por unos minutos y salí del aula para buscar a mi chica. Bueno, ese era al menos mi plan, hasta que Handong vino corriendo a mí como un mono salvaje buscando frutas.

¡Ups, lo siento amiga, pero mi frutita ya le pertenece a YuBin!

-¡Guns!-. Gritó. Estaba sudando un poco-. ¿Qué no te llegaron mis mensajes? ¡Te llamé como cincuenta veces!

Saqué mi celular del bolsillo. La pantalla se había apagado.

-Nop. Sin bateria-. Contesté.

-¿Recuerdas que ayer te hice volver atrás por lo de Yoohyeon?-. Gruñó-. Pues, al parecer la invoqué.

Parpadeé, confusa. ¿A que se refería?

-¿Invocas personas?

-¡Estúpida! -. Me gritó-. Me refiero a que Yoohyeon está en...

-¡Gahyeonie!

Sentí ganas de vomitar al escuchar la voz más dulce de todos los tiempos. Al girarme, pude ver a la pequeña Yoohyeon-que ya no era tan pequeña-a la cual no había visto hace más de diez años, abrazándome.

- ¡Gahyeonie! ¡Gahyeonie!

No pude evitar devolverle el abrazo y sonreír con felicidad. ¡Dioses! ¿Hace cuánto que no la veía? ¿Por qué estaba aquí, sin embargo?

Suspiré su aroma a dulces y reí ante su enorme cambio. Ya no era la niña pequeña que yo recordaba, ahora medía al menos 5 cm más que yo.

-¿Cómo has estado? -. exclamé, mientras ella me levantaba del suelo, aún abrazándola, y haciéndome dar vueltas.

Ella rió y agachó su rostro. Aún mantenía sus mejillas pequeñas y rojas, junto con sus ojos claros. Eran parecidos a los de YuBin, solo un poco más inocentes y claros.

-Te extrañaba -. Lloriqueó ella

Sus ojos estaban llorosos. ¿Seguía siendo la misma chica tierna de siempre? ¡Claro que sí!

- Yo igual-. Respondí.

Le limpié las lágrimas con mi pulgar y le besé la mejilla con cariño, como hacía de pequeña.

¡Qué tiempos!

-¿Gahyeon?

Me quedé rigida en el lugar para cuando escuché la voz de YuBin. Al darme vuelta, noté que su rostro era más de horror que de sorpresa.

-Y luego me dices metedora de patas-. Comentó DongDong

- ¡No es lo que piensas! -. Dije con rapidez.

Solté a Yoohyeon y me acerque a ella, intentando tomar su mano, sin éxito, ya que había dado un paso hacia atrás, negando con la cabeza.

-Es solo una amiga de la infancia, ¿si? Hace mucho no la veo...

-Solo un día llevamos...

-No es lo que piensas -. Repetí.

Mi mente se había iluminado. Ya sabía el porqué esa frase se usaba tanto.

No me dio tiempo de explicarlo. Noté cómo sus ojos se volvían llorosos, más que los de Yoohyeon, y luego cómo salía de ahí.

Miré a Handong buscando respuestas de lo que había pasado, pero no encontré ninguna.

Mi corazón se hallaba de nuevo en mi garganta, aunque no por felicidad esta vez, sino por lo contrario. ¿Qué pasaría ahora?

Me mordí el labio ante las futuras alternativas y no tuve otra opción que ir tras ella.

Agradecí que no hubiese corrido, pues no la habría podido alcanzar.

En menos de un minuto, aun cuando me hizo adelgazar lo que había comido al mediodia, pude llegar hasta donde estaba.

Por mi lado parecía un gato deshidratado respirando por la boca. ¿Dónde había dejado mis pulmones?

-¡YuBin!-. Grité, ella se detuvo y yo llegué dando bocanadas de aire -. ¡Ya te dije que no es lo que piensas!

-¡Mentirosa! ¡Eres una mentirosa!

Intentó huir de nuevo, pero ella misma se había atrapado en un pasillo sin salida.

Benditos sean los arquitectos.

- ¡No quiero verte más! ¡Te odio!

Levante la mano en señal de que me dejara respirar un segundo, y me acerque a ella.

-Déjame decirte lo que pienso.

-No quiero oir nada! ¡Lalalalala!

Bufé ante ello.

-¿Podrías dejar de ser tan infantil y dejarme decir "te amo" de una vez por todas?

-¡No soy infantil!

-¡¿Te he dicho que te amo y solo escuchas lo de infantil?!

Me quejé, respiré hondo y la acorralé contra la pared que estaba impidiéndole escapar. La observé a los ojos.

-Antes no tuve la oportunidad de decirte eso.

Sus mejillas estaban rojas. Desviaba la mirada, frunciendo el ceño como un niño pequeño

-¿Qué cosa? -. Preguntó.

Sonreí con orgullo e, ignorando las advertencias de mi cuerpo, la tomé del mentón y la obligué a que me observara a los ojos.

Sus mejillas estaban un poco mojadas, haciéndome sentir culpable.

Reí ante el pequeño sentimiento que se albergaba en mi pecho. No supe si era culpabilidad, enojo, decepción o alegría.

Tan solo supe que solo habia una manera de demostrarlo.

Entonces, fue cuando le dije adiós a mi cerebro, me puse de puntillas y me acerque a sus labios con rapidez.

Eran suaves. Estaban húmedos, por lo que pude notar aún más la calidez de ellos. Eran los labios más sabrosos que había probado. Bueno, en realidad eran normales Lo único que los hacía especiales era que... le pertenecían a ella.

-Que te amo -. Contesté-. Que nunca voy a
dejar de hacerlo. Ni hoy, ni en diez o más años...

FIN...

Cómo dejar de ser Homofóbica en 5 besos 💋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora