Beso #4 -En el mentón-

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Al entrar al apartamento, YuBin explicó que su roomie había ido en un viaje con sus padres, pero  había cerrado su cuarto con llave, no podía dejar que yo durmiera en su habitación . Tampoco podía decir que quería que durmiera conmigo. Así que acepté, a regañadientes, que tomaría su cama mientras que ella se acomodaba en el sofá.

Aún cuando había comida sobre la mesa mi estómago se había estrujado en milisegundos, dejando como consecuencia que Morfeo me atrapara sin cenar.

YuBin, al parecer, tampoco quería comer nada. No hubo conversación alguna luego de que pasara al interior de su casa. Ni siquiera dijo cierto comentario que esperaba.

Solo se había detenido para aguardar alguna palabra mía. Podía notar que estaba incómoda desde lejos, así que no la obligué a nada.

-Puedes dormir aquí -. afirmó, señalando en donde estaba su habitación.- Yo dormiré en el sofá de la sala.

-Está bien. No me espies mientras me duermo. Y me iré mañana a primera hora, ¿de acuerdo? No tengo hambre, asi que no aceptaré nada de ti.

Se encogió de hombros e hizo una pequeña reverencia en modo de burla. No es como que me quisiera divertir con ella, solo tenía la pequeña necesidad de ser amable con alguien que estaba haciendo un bien conmigo. Según mi madre, uno por día es lo que deberías.

Me dio la espalda y caminó hacia la sala sin mirar hacia atrás. En cuanto llegué al marco de la puerta y busqué el interruptor de la luz, solté un fuerte suspiro de alivio.

-Gracias, en verdad.

-No hay de q...

-Confiaré en ti desde ahora-. La interrumpí-. Buenas noches.

-Buenas no...

Antes de que pudiera terminar, cerré la puerta de su habitación en su cara. Sin percatarme, sonreí como una idiota sin remedio. No supe porque, en esos instantes.

Quizás aquello me había dado gracia, o incluso alivio.

Sinceramente, no pensé en ello demasiado. Como me sentía cansada mental y fisicamente, no tardé en recostarme sobre su cama. No tuve ni siquiera que taparme.  

Al apoyar mi cuerpo contra los almohadones de aquella chica,  mis
ojos se cerraron instantáneamente. Todo mi cuerpo se relajó por completo, menos mi sonrisa.

La cual seguia ahí.

-YuBin, despierta...

Llamé a una muy dormida castaña.

Al mirarla así, tan relajada y en paz, en la primera persona que pensé fue en SooBin. Sus ojos, su sonrisa, su forma obstinada y directa de decir las cosas.

Miré como se removía entre las sábanas y me acerqué para hablarle nuevamente. Guiandome por mi sexto sentido, la tomé de un brazo para moverla, pero tiró de mí e hizo que me acostara a su lado. La abracé por la cintura y recé para que no se moviera del todo.

En esos minutos, tuve bastante suerte. Ella me devolvió el abrazo, yo apoyé la cabeza contra su pecho. Bueno, eso es lo que sentí, al menos.

Su aroma volvió a llenar mis pulmones. Mi cuerpo se relajó y mis latidos se tranquilizaron a tal modo que fue la primera vez que me sentí tan segura.

- Cálido...-. susurró ella.

No lo negué. Ella también era cálida. Cálida y hermosa.

Un momento... Yo... Estaba abrazando a YuBin, a una chica... ¿Y pensaba que era hermosa?

Ella abrió los ojos lentamente.

-¿Qué dem...?-. La pregunta quedó en su garganta

Me separé de ella con tal brusquedad que caí de trasero al piso.

YuBin pareció reaccionar. Abrió los ojos y, como si en verdad fuera una especie de fruta, se puso roja hasta ser un completo tomate

–Debo irme -. dije rápidamente.

Me puse de pie y, sin dejarle decir nada, salí del lugar, corriendo. Lo que más curiosidad me daba no era él porque la confundí con SooBin, sino el porque no tenía náuseas... y asco.

¿No se supone que había abrazado a una lesbiana?

Cómo dejar de ser Homofóbica en 5 besos 💋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora