No toquen a MI Faraón

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Atem es un doncel en este relato.

Heba era reconocido, más que nada, por ser el líder de los guerreros del Faraón. Desde pequeño lo supo porque quería ser igual que su padre, muerto en combate cuando Heba tenía doce años; muchos decían que Heba no duraría una semana entera ya que el Faraón era alguien bastante independiente y detestaba que lo trataran como su rey. Claro que nadie iba a pensar que entre estos dos surgiría un poderoso lazo capaz de resistir hasta fuertes golpes.

-¡Me niego rotundamente! -Atem soltó un grito que hizo sobresaltar a los sirvientes y guerreros.

-Faraón, entienda que ya no puede estar toda su vida negándose al matrimonio con Akefia -le dijo Isis.

-Isis, no me agrada Akefia -respondió Atem cruzado de brazos-. Sabes muy bien que él lo que quiere es borrarme del mapa para dominar Egipto.

Isis suspiró, ella no quería obligarlo a casarse con ese ladrón que más de una vez quiso matarlo a sangre fría; en el fondo le agradecía a Heba que siempre acompañaba a Atem cuando este salía a pasear en el pueblo. Si por ella fuera haría que Heba y Atem se casaran, pero debía cumplir con las órdenes del difunto padre de Atem.

-No discutiré más esto, dentro de dos meses se realizarán los preparativos para la boda -ella vio que Atem, su niño, el pequeño que crio cuando este no tuvo más a sus padres junto a él, apretar los puños con fuerza-. Atem, esto es por el bien del reino.

-¡Estoy harto, siempre piensan en el reino y nunca en mis sentimientos! ¡¿Cuándo va a haber un día que tú y Mahad piensen en cómo me siento?! -Atem, con lágrimas en los ojos, corrió lejos de ahí, ignorando por completo las llamadas de Isis.

-Wow, cuidado -exclamó Heba, sujetando a Atem por la cintura porque chocó con él-. ¿Sucede algo, Faraón? -le preguntó preocupado al ver que los ojos del amor de su vida estaban humedecidos por las lágrimas.

-Quiero irme de aquí -susurró Atem.

-¿Se refiere a huir de Egipto? -dijo Heba, Atem asintió lentamente-. ¿Pasó algo que lo hizo tener esa idea?

-Isis quiere que me case, ¡y con Akefia, lo que es peor! -se agarró fuertemente del cabello, tratando de calmar su frustración-. No quiero casarme con alguien que no amo, si quiero llegar a tener hijos será con el amor de mi vida, no por el bien del reino.

Heba miraba el rostro de Atem y lo que veía era a un chico de dieciséis años siendo obligado a cosas que, para él, no deberían hacerse en un joven que apenas está en flor de vida; tuvo que pensárselo tres veces para tomar la siguiente decisión:

-Te voy a entrenar.

-¿Qué?

-Para que uses la espada, y así puedas defenderte de tipos como Akefia.

-¿Me estás llamando frágil? -Atem arqueó una ceja, Heba sonrió con diversión. Cómo amaba lo fuerte que quiere ser su Faraón.

-Veme mañana al atardecer, procura que los guardias no te vean.

Eso hizo Atem, ambos estuvieron un día entero practicando con la espada, moviéndose con agilidad y destreza; nadie, ni siquiera ellos mismos, se dio cuenta que aquel lazo que los unió se hacía más y más fuerte cada día. Un día Akefia hizo aparición para conocer "más de cerca" a su futuro esposo. Atem lo miraba con desprecio y repulsión. 

Heba hacía su vigilancia de siempre, vigilando que ningún intruso entrará y saliera; su compañero le dijo que su turno había terminado y que iría a descansar, Heba asintió sin apartar los ojos de su vigilancia, hasta que...

-¡Vamos Atem, sólo es pasar el rato! -escuchó la voz de Akefia, reprimió el ceño fruncido.

-Ya te dije que no, Akefia. No me acostaré contigo, ni aunque el mismo Ra caiga del cielo -dijo Atem con voz firme, entonces Akefia lo sujetó fuertemente de la muñeca.

-Escúchame bien, asqueroso doncel. Harás lo que yo te diga porque seré tu rey.

-¡Suéltame! -exclamó Atem forcejeando el agarre.

Heba apretó la espada que sujetaba con la mano derecha, trató de ignorar lo que sucedía entre el Faraón y aquel idiota haciendo como si ellos no estuvieran ahí en frente. El gemido de dolor que soltó Atem por el aumento del agarre y las uñas de Akefia clavándose en su delicada piel lo hicieron perder la cordura; Heba agarró a Akafeia por el brazo seguido de que lo derrumbó a suelo.

-¡Tú...! -Akefia se iba a levantar pero Heba lo apuntó con su espada.

-Te lo advierto, escoria del universo. Vuelves a lastimar a MI Faraón y no dudaré en mandarte al reino de Anubis.

"¿Soy su Faraón?" los ojos de Atem brillaron esperanzados "¿Será posible que Heba... me ama?"

-¡No tienes ningún derecho a amenazarme, soy tu futuro rey! -Akefia sacó un cuchillo de sus ropas y se lanzó hacia Heba, este puso a Atem detrás suyo. Una mano femenina fue la que recibió el corte.

-¡Isis! -exclamó Atem, la nombrada miraba a Akafeia con ojos de fuego.

-Lárgate -Akefia huyó despavorido, Isis se limpió la sangre con un pañuelo que llevaba a la mano-. Heba.

-¿Sí, Lady Isis? -Heba preguntó, la mujer le sonrió con cariño.

-Cuida a Atem, es muy especial.

Mientras ella se iba miró por un momento que Atem hablaba con Heba, y este le sonreía con tanto amor que Isis decidió nunca más obligar a Atem a comprometerse con otro; si su Faraón era feliz con el joven líder de los guerreros, para ella es más que suficiente.

Doble Actu porque estoy de muy buen humor hoy.

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