El pequeño desconocido.

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Disclaimer: los personajes de Kuroko no basket y la historia de Shingeki no Kyojin no me pertenecen y solo las uso con fines de entretenimiento.
Las imágenes de portada pertenecen a Chocoicz, a quien amo.

Posibles spoiler del cap 1 de SNK.

De haber sabido que iban a golpearlo.. Se habría quedado en su casa.

Porque de verdad había sido suficiente con la anciana que le dijo que le dolía la pierna, y en cuanto la ayudó a comprar una hogaza de pan la tomó y salió corriendo, dejándolo con la cuenta.

También había sido bastante con aquél hombre grueso que le dio un pisotón en la calle y siguió caminando como si nada.

Su padre había tenido razón al decir que los de las murallas exteriores eran todos unos bárbaros, carne de cañón que merecía dejar de robar los recursos que los mantenían con vida. Sólo las personas poderosas merecían aquellos valiosos recursos.. Pero él no podía rendirse, no ahora que había atravesado la primer muralla, el río en barco, la segunda muralla, perdiéndose en intrincadas callejuelas pobres y al final llegado hasta la ancha muralla Maria.

Sus ojos se abrieron extasiados ante el horizonte ocupado por aquella masa de piedra y cemento gris, dividiendo la línea que dividía el cielo de la tierra tal como separaba a la humanidad el peligroso mundo exterior, infestado de titanes.

Aquella muralla que estuvo cien años en pie, cuidando a cada humano detrás de su abrazo protector.

Seijurou estaba ansioso por escalarla.

Pero fue entonces que tres chiquillos más altos que él lo encontraron vagando en una calle. El pequeño pelirrojo de diez años miraba asombrado cómo los pueblerinos vivían en esas casas pequeñas con una o dos habitaciones cuando mucho, sin sirvientes ni empleados que sirvieran la comida.

Se quedó pasmado de la fuerza de voluntad de aquellas mujeres con manos callosas y aquellos hombres con espalda jorobada de cargar madera, fue por esta perplejidad que no sintió cuando le golpearon la garganta hasta que el cielo apareció ante sus ojos.

Tosió y boqueo sin aire, tomándose la garganta como si con ese movimiento pudiera llenarse los pulmones. Sus finas cejas apenas pudieron juntarse cuando el líder del grupo lo tomó de la capa raída.

—Que tenemos aquí? Carne fresca?

Un escalofrío lo recorrió de arriba a abajo, quería decirle sus verdades a esos chiquillos pero le dolía tragar saliva, ni qué decir hablar.

—Pero mira nada más lo que lleva allí! —señaló otro crío, su cinturón con hebilla de oro estaba a la vista ahora que su disfraz había sido sacudido, al igual que la fina camisa blanca de seda, los pantalones blancos y las botas negras, asemejando la ropa de la guardia imperial.

Por supuesto, su padre no tenía idea de que quería serlo cuando fuera mayor.. O lo enviaría a juntar granos de trigo a los campos hasta quitarle la idea.

—Seguro que es del interior! —chilló el tercero, dándole una buena rociada de saliva por los huecos de dientes faltantes— revisalo!

No tardaron mucho en ver el pequeño bolso de cuero cosido lleno de monedas de oro, las cuales parecieron deslumbrar las pupilas de aquellos niños pobres, babeando por su brillo dorado.

Dentro de las murallasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora