2. Adolescencia.

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¿Cómo empezar a contarte una de las etapas más difíciles de mi vida?

Algunos dicen que la preparatoria no es una buena etapa. En definitiva yo pienso que la que no es una buena etapa, es la secundaria.

Iniciar una nueva etapa con personas que no conoces, con adolescentes pubertos que se la pasan sufriendo y que hacen sufrir a los demás, es difícil.

Adolescentes con problemas de acné, de corazones rotos, de familias disfuncionales, de bullying, de salud mental.

Y luego estaba yo. El que vivía con todos esos problemas y no podía hacer nada.

Mis padres peleaban cada noche que papá llegaba a casa. Mamá fingía que no le dolía y cada vez que me acercaba a preguntarle el por qué había peleado con papá, solo me decía que no me preocupara. Que todo estaría bien.

Mi pequeño enamoramiento por Roberto había durado solo los últimos meses de primaria. Puesto que sus padres habían decidido irse a vivir a Estados Unidos.

No tenía amigos. Me estaba enfrentando a la secundaria solo. Papá no me preguntaba cómo me iba en la escuela, pues daba por hecho que tenía muchos amigos.

Mamá lloraba constantemente. Sentía que había fallado en su matrimonio. 

Y lloró aún más cuando encontró una de las camisas de papá oliendo a perfume de mujer y con residuo de labial rojo en el cuello de la camisa.

Eso la había roto por completo.

[...]

Conocí a un nuevo niño. El cual estaba tan lejos de mi alcance.

Su nombre era Víctor. Era un niño más alto que yo, con piel tan clara y aterciopelada. Su cabello castaño claro, brillaba cuando el sol apuntaba hacia él.

Siempre tenía una sonrisa con sus amigos, pero era gracias a el dolor de los demás. El único problema con Víctor era que él era el niño que hacía bullying en la escuela.

Le gustaba ver cómo los demás lloraban por sus hirientes palabras o ver cómo salían corriendo lejos de él para que él no los golpeara.

En ocasiones cuando pensaba en él, pensaba en por qué demonios me había fijado en ese chico.

Tal vez era porque pensaba en que detrás de ese chico tan duro, podría existir un chico lindo. Dulce.

Y así fue.

En una ocasión en segundo grado en que tuvimos que hacer un trabajo en parejas, fui a casa de Víctor.

Cuando estaba a punto de tocar el timbre para que saliera a recibirme, escuché gritos de su madre. Parecía como si el padre de Víctor la estuviera golpeando.

Al primer toque del timbre, Víctor salió con su mochila en su hombro y una expresión asustada.

—Ho-hola. —dije nervioso.

Víctor solo me dedicó una media sonrisa.

—Hola. —dijo— Mis padres están ocupados, ¿te importa si vamos al parque? —preguntó.

Sentí cierta confusión al escucharlo y solo me limité a asentir. Caminé a su lado hacia el parque y mientras caminábamos y lo miraba de reojo, pude ver cómo limpiaba las lágrimas que resbalaban por sus mejillas.

Oscuro. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora