3. Posesión

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19 de abril del 2018

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19 de abril del 2018

Evangeline.

Sería la última vez que vería este paisaje después de culminar mis oraciones matutinas salgo al patio trasero donde se encuentra el jardín, siento que debo respirar más profundo para recordar este lugar. Tomo vuelo y estiro las alas es placentera esta sensación, llevo un vestido azul que con el movimiento es fácil acordarse de las olas del mar así que lo aprisiono entre mis piernas par poder dar unos cuantos giros. Recuerdo que de pequeña sentía que era un pichón en jaula, lloraba de molestia por no poder salir y ahora que tengo la posibilidad que siempre he querido tengo miedo, cuando se acostumbra al pájaro a estar en la jaula por más abierta que esté la puerta no saldrá sin importar las ganas que tenga de hacerlo porque se acostumbró y sucumbió cuando sus primeras oportunidades de huir fueron fallidas.

Cuando acepté ir con ellos tenía presente que más que por mi lo hacía por los cuidadores, por los que viven en esta Iglesia para mantenerlos seguros de terceros, ya que son importantes para mi, sin importar que hable con solo unos pocos, de igual forma, el ansia de saber que sucederá cuando esté en el destino supone ser otro impulso para ir.

Antes de que vuelva a recibir una reprimenda por parte del Padre Antuan creo que es mejor bajar, así podré pasar una última vez por el invernadero y explicarle con detalle a Federico lo que debe hacer para no dejarlo morir.

—No creí que despertaras tan temprano. —Como la voz viene de abajo dirijo mi vista hacia allá, es Alysa, me sonríe.

—Todo el tiempo es así. —Desciendo.

—No, no es necesario que bajes. —Entonces sus alas aparecen, son hermosas, blancas casi transparentes y cada punta iluminada con un leve destello de luz.

—Tranquila igual ya debía hacerlo. —Asiente y sus alas desaparecen con una ráfaga de luz.

—Él te ha observado todo este tiempo, pensó que huirías. —No se a quien se refiere, pero quiero suponer que eso no concierne al ángel de la otra vez, a Vito.

—Por más que en algún momento lo quise no lo haré, no está bien. —sonríe, de esas sonrisas lastimeras—. ¿Quién me estaba observando? —Busco con la mirada por los alrededores, pero no veo a nadie.

—Dorian, no le gusta que las cosas salgan de su perfecta planificación. —Hace comillas en eso, entiendo a qué se refiere, solo hay que recordar que nadie es perfecto ni siquiera un ángel.

—Yo no estaría preocupada por mí, sino por el Vaticano. —Ella me mira con asombro.

—¿El Vaticano? ¿No es una acusación muy grande sin algo que la compruebe? —Tiene razón, pero algo en mi me dice que no es seguro.

—Todos guardan secretos, por más que fueran enviados por el creador y confíen en ustedes, siempre tendrán sus dudas, siempre hay un Judas que incentiva a otros a que sean como él...no acuso, solo soy precavida y algo en mi dice que no es del todo correcto ir allá. —Con Alysa no siento que las formalidades sean necesarias, ni siquiera ella exige un trato así, incluso se expresa con total naturalidad.

La Portadora de Almas (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora