CAPÍTULO 4

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Tardamos poco más de una hora en terminar la lavandería y regresamos al apartamento por Milo. Necesitaba despejarme un poco y después de todo, debía compensar a Wade luego de romper su burbuja llena de lujos. Milo decidió esta vez el lugar, así que fuimos a El Titán, uno de los mejores pubs cerca del campus en New Brunswick.

La música se escuchaba desde el estacionamiento. Había pocos autos aún, pero en pocas horas estaría a reventar. Entramos y de inmediato la energía del lugar nos invadió; de fondo sonaba a todo volumen "Yeah!" de Usher, los camareros iban de mesa en mesa repartiendo gigantes jarras de cerveza. Las mesas de cuatro estaban ocupadas por grandes grupos de amigos apiñados, mientras que en la barra unos cuantos esperaban con quien ligar. Nos dirigimos directamente a nuestra mesa del rincón, todo se sentía más cálido desde ahí. Teníamos vista directa a la barra y lo mejor es que nadie pasaba golpeando nuestras sillas.

Me distraje un segundo recordando todas las pasadas que habíamos compartido, la vez que nos conocimos, buenos recuerdos y otros no tan buenos...

- ¿Qué ordenarás? –Me preguntó Milo haciendo señas para llamar mi atención - ¿Estás bien?

El camarero estaba esperando.

-Lo siento, estaba..., -miré una vez más el menú, aunque ya sabía qué ordenaría – pensando en las clases –mentí.

Ninguno me había creído.

-Pues venga. Para nosotros, dos órdenes de nachos con carne. Para Pinocho, una Pizza Cronos sin picante y para tomar lo mismo de siempre.

El chico nos sonrió, cogió los menús y se fue directo a la barra.

Ambos me miraban a la expectativa de que compartiera mis pensamientos en voz alta. Al no decir nada Wade suspiró y se reclinó en la silla.

-Holly, ¿Cuándo le harás caso por fin?

- ¿De qué hablas? –Me reí.

Él miró sobre su hombro hacia donde estaba Devon sirviendo nuestras jarras de cerveza.

-No es qué, sino quién. Y me refiero a Devon.

-Por favor... Devon solo ha sido amable, y nos ha sonreído a todos –insistí. Era la misma historia cada vez que él nos atendía.

-No –replicó Milo a secas. –Te ha sonreído únicamente a ti. Siempre te mira dulcemente. Se aprendió tu nombre la primera vez que te vio y tu jarra siempre viene más llena que la nuestra.

<<Esto es absurdo>> pensé.

-Deberías dejar que te invite a salir.

- ¿Has perdido la cabeza? –argumenté.

Me hice la loca porque no me gustaba darles siempre la razón. Dado que, en efecto, hace unos meses atrás Devon me había invitado a salir y obviamente acepté, pero nuestra salida no resultó como lo esperaba. No es que no me gustara, era un chico muy agradable con una risa muy contagiosa, pero no resultó por el "pequeñísimo" detalle de que aparentemente su ex novia no sabía que era su ex. Una terrible confusión ¿no? El penoso desastre acabó en que ellos dos se reconciliaran y yo terminara empapada con una jarra entera de cerveza que la chica me había tirado encima. Era por eso que ahora recibía más cerveza que ellos... no era halagador, pero lo aceptaba de buena forma.

-Es una simple sugerencia. Llevas meses sin salir con alguien lo cual es extraño porque sé que más de algún chico te ha invitado a salir.

-No me interesa salir con nadie por ahora –dije.

-Venga, no puedes seguirte negando a salir con alguien después de lo que pasó.

-Mejor cállate Wade –sugirió Milo al ver mi expresión.

Una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora