Viktor solía ser bueno en todo lo que se propusiese, su trabajo no era la excepción, no solía aceptar margen de error en su propio desempeño. Pero había un factor que interfería ligeramente con su objetivo, no era algo que le molestase, pero picaba profundamente dentro de él, después de haber tragado mucha mierda había logrado llegar al puesto de Oficial, había sido un gran logro para él, pero lo que más lo llenaba de satisfacción no eran los alagos que recibía de los Inspectores o comisarios, lo que más lo motivaba eran las felicitaciones del superintendente Perez. Era un hombre bastante peculiar, serio y estricto cuando debía serlo, pero amable con la gente la mayoría del tiempo, los agentes preferían cavar su propia tumba antes que hacerlo enojar.
Ese hombre era una de las más grandes tentaciones del joven Oficial, además de tener una gran admiración por el mayor, sentía algo más, desde que había llegado como alumno había estado intentando esconder aquellos sentimientos, el hombre le causaba un tobellino de emociones, algo que él solía manejar de cierto modo, pero la calidez y amabilidad de su superior lo dejaba en las nubes, no era solamente por que fuese un hombre atractivo, carismático y poderoso, Viktor había visto algo más bajo esa sonrisa, el día de la muerte del hermano del superintendente, él estuvo ahí, le brindó apoyo emocional, tanto como pudo con su limitado talento de contención. Y eso Horacio se lo había agradecido, poco a poco intentaba acercarse al superior, en intentos tímidos, Viktor era un hombre frío, no sabía ni cómo ligar sin parecer que estuviese coqueteándole a un maniquí.
Greco, uno de los comisarios, había notado aquel actuar del joven Ruso, y cómo no, quiso ayudarle un poco, lo invitaba a patrullar de vez en cuando para intentar sacarle información, pero era casi imposible, era demasiado serio, rara vez se reía, todo cambió cuando se lo preguntó de manera directa.
Greco solo se encontraba de espectador, a un par de metros del mesón de comisaría, era demasiado obvio que algo escondía Volkov, sus ojos brillaban al hablar con el superintendente Pérez, mostraba una tímida sonrisa y hasta sus mejillas se notaban algo rosas. Sonrió de medio lado, no había más remedio que preguntar directamente. Observó cómo Horacio se despidió del joven, quedando Viktor parado un momento mientras su superior se retiraba, al darse la vuelta para caminar hacia él, esbozó una pequeña sonrisa al suelo y cambió su expresión de golpe al ver que el comisario lo esperaba cerca de la puerta.
- Venga, a patrullar Volkov – lo llamó el de barba, Después de dar un par de pasos a su lado, le habló - Así que... te gusta el super – comentó mirándolo de reojo
- ¿Qu-Qué le hace pensar eso? – preguntó nervioso el oficial, intentando mantener seriedad en su tono, fallando en el intento
- Te has puesto rojísimo tío – lo molestó, haciendo que el muchacho se tornara más rojo aún.
Le había costado admitirlo, pero después de las muchas insistencias e insinuaciones de Greco, lo había aceptado por primera vez en voz alta. Claro que le costó semanas sacar aquella información de la boca del Ruso, pero había valido la pena.
Los días siguientes se llenaron de las mil ideas que Greco le daba para que diese el primer paso, porque el hombre confiaba ciegamente en que Horacio igual tenía cierto interés por el oficial, Eran amigos desde hace años, y cuando el superior le comentaba acerca de los grandes avances que lograba la malla siempre destacaba a Volkov de cierta manera, se notaba la devoción en su voz, era alguien muy transparente.
Volkov se sentía estúpido, preguntarle tips de conquista a Greco había sido de lo peor, le dio mil consejos, pero ninguno pegaba con él, así que había tomado solo un par de ellos. El primer gran reto que tuvo fue invitarle un café, después de muchos intentos fallidos (por qué no sabía cómo invitarlo), logró hacerlo porque estaban a un lado de una máquina de café, así que se sentó con él a conversar, era la hora de descanso, pero el lugar no estaba muy lleno, llevaban tan bien la conversación que no sabía dónde poner el factor "coqueteo" como le había recalcado el comisario.
- Rusia debe ser enorme – comentó el superintendente mientras tomaba un sorbo de su café
- Un país hermoso – contestó el Ruso mientras observaba el rostro de su superior con detalle
- Me imagino –
- U-usted es como Rusia – soltó de pronto Viktor, el hombre lo miró como procesando la información
- ¿enorme? – rió el mayor
Después de un momento había llegado un alumno en busca del superior así que Volkov se había quedado solo y avergonzado en aquel lugar, pegó la frente a la mesa y segundos después apareció el comisario Rodriguez sentándose a su lado.
- ¿Quetal te fue? – preguntó el comisario, había alcanzado ver salir del lugar a su jefe y suponía, por la actitud de Volkov, que algo había intentado
Viktor solo lo miró desde su miseria entrecerrando los ojos, definitivamente era malísimo coqueteando, terminó contándole a Greco lo que le había dicho al superintendente, lo único que recibió fueron risas de parte del otro hombre.
- PERO- JAJAJAJA, ¿no se te ocurrió nada mejor? – le preguntó al joven quien había vuelto a pegar la frente en la mesa, al no recibir respuesta intentó calmar su risa y aclaró su garganta – deberías ser un poco más directo, le das muchas vueltas
- ¿Para qué?, voy a terminar cagandola de nuevo – habló en voz baja
- Debes confiar más en ti mismo
Y claro que siguió intentándolo, cada vez que lo intentaba salía mal, había buscado hasta tips en google, lo peor fue cuando le preguntó, "a qué hora va por el pan?", al menos terminaba sacándole una carcajada en cada intento, siempre terminaba nervioso o sonrojado, al fin y al cabo, Horacio no se guardaba los comentarios coquetos frente a él, un halago, una sonrisa ladina o hasta un guiño, dejaba temblando al probre Ruso.
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Volkacio Week #ClownVolkacierWeek
Fanfiction💖 Recopilación de One Shots, Drabbles y AU's hechos durante la #ClownVolkacierWeek 💖 Twitter: @ServusMikkelsen