Capítulo III

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The Cavern Club (1960) 3:30am

Todo parecía que iba de maravilla. El baile del rock n roll seguía y seguía sin parar. Los 6 se encontraban todavía bailando. No se sentían cansados para nada, al contrario, se sentían con más energía que antes.

Habían estado bailando desde medianoche y tal parece que sus pies se movían al sonido de la música que inundaba aquel lugar.

Los integrantes de The Quarrymen se habían juntado con las demás personas, formando una especie de círculo entre todos los que se encontraban bailando. John y Paul sabían lo que eso significaba. El poder estar juntos, el sentir los cuerpos de ambos pegados uno con el otro. Paul se sentía extraño, pues como era todavía joven, con tan solo 18 años cumplidos, jamás había tenido ese acercamiento con alguien. Desde pequeño asistía a fiestas infantiles pero siempre trataba de mantener su distancia de las otras niñas. Y claro, de los niños. Aunque, eso variaba mucho, porque siempre a esas fiestas lo acompañaba su mejor amigo, George. Que era un año menor que él.

Pete igual bailaba sin cesar, se sentía muy bien, a decir verdad. Le gustaba la idea del poder disfrutar de la noche después de una noche ardua de tocar la batería. Miraba de vez en cuando a Stuart, quien se había quitado los lentes para poder moverse mejor y para que no se le cayeran al bailar. De cierta manera, el segundo se veía totalmente diferente. Siempre estaba muy tranquilo, era como uno de los más sensatos del grupo, pero en esos instantes, era otra persona. Y aunque Pete no lo quería admitir, porque era muy orgulloso, le gustaba esa faceta del primero. Aunque John sabía que cualquier faceta de su amigo Stuart, a Pete le gustaba. Y eso, era bastante raro. 

Pero el menor del grupo era el que más se divertía de todos. Nunca antes había bailado con alguien. Ni siquiera con alguien conocido. Pero, todo era distinto ya que con la persona que bailaba, igual disfrutaba su total compañía. Ringo, a pesar de ser el más bajo de estatura, se sienta como la persona más alta del lugar. Sentía que podía hacer prácticamente cualquier cosa. Incluso cantar. Y eso, era un avance para él. Y le encantaba. 

Paul podía sentir como todas las emociones que sentía explotaban en aquel lugar. Su gran inspiración, estaba junto a él. John lo miraba muy feliz y se podría decir que se sentía orgulloso de su lindo hombre. Era cierto que ambos sentían algo por el otro, pero ninguno de los dos se atrevía a dar el primer paso. Al menos, no por el momento. 

La música iba bajando del volumen, y poco a poco las personas que bailaban, se empezaban a detener lentamente, mientras empezaban a aplaudir y sólo se comenzaban a sentar en sus respectivas mesas.

Pete estaba todavía bailando, pero algo en él le dijo que se detuviera, y tenía razón ya que pudo ver cómo Stuart igual dejaba de bailar pero respiraba de manera agitada. El segundo a veces sufría de ataques de asma, y el bailar así tan intensamente, lo ponía algo mal. 

"Stu, ¿Estás bien? Te ves algo, pálido." Preguntó el baterista mientras se acercaba al otro lentamente y le ponía una mano en el hombro, mientras lo veía con mucha preocupación.

"Ah, es...es otro ataque de asma. Pero, estaré bien. Sólo necesito...descansar un poco. Iré a sentarme en las sillas de nuestra mesa. Ven, no quiero estar solito." Respondió el mayor con una sonrisa entre tierna y natural. 

El baterista solo lo miró mientras le devolvía la sonrisa y con mucho cuidado, ayudó al otro a llegar hasta la mesa para sentarse los dos a la vez. 

Paul sólo los veía y se contuvo el reírse en voz baja, ya que el sabía que tenía razón acerca de lo que sentía el baterista por el otro. Sólo que nadie lo sabia. O quizás John lo sabía, probablemente porque Stuart era uno de sus amigos más cercanos. Y a veces, eso ponía celoso al bajista. 

Cᴀsᴛɪʟʟᴏs ᴅᴇ ʜɪᴇʟᴏ [[ Sᴛᴀʀʀɪsᴏɴ x MᴄLᴇɴɴᴏɴ]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora