Parte 1. Tanjirō Kamadō.

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Pov. _____.

Por cosas del destino, había terminado en el camino que ahora recorría.

Yo misma elegí que senda seguir, así que aquí estoy yo, cansada, buscando un lugar donde pasar la noche para poder mantenerme a salvo.

Si no me equivoco, el próximo pueblo está a unos veinte minutos, eso claro, si mantengo un ritmo constante.

Alzé la vista y a la lejanía logré ver una mancha, para ser más específica, se trataba de la sombra de alguien.

No pasó mucho para que aquella persona se detuviese en el medio de mi camino.

XX: ¿Hola? - su saludo fue raro - ¿Puedo ayudarte? ¿Qué haces caminando sola cuando está por anochecer?

_____: Hola - respondí a su saludo - Camino hacia el pueblo, necesito conseguir un lugar para quedarme esta noche - expliqué mientras sujetaba las correas de mi mochila.

El chico miró hacia atrás y después volvió su mirada hacia mí.

XX: Aún queda un largo camino hacia el pueblo, mi casa no está tan lejos, podrías pasar la noche ahí junto a mi familia - me ofreció, entonces ahí estaba el problema.

¿Ir con un extraño o seguir mi camino hacia el pueblo?

Si seguía el camino hacia el pueblo podría no encontrar un lugar para pasar la noche y sería peligroso andar por ahí, aún más con esas criaturas sueltas.

Supongo que ir con un extraño no podría ser peor que toparme con un demonio, ¿O sí? Además, su voz suena tan amable, es difícil creer que alguien con una voz así podría ser capaz de algo.

_____: ¿No molestaré a tu familia? - apenas y le ví negar - Entonces tomaré tu oferta, muchas gracias.

XX: No es nada - expresó - Soy Tanjirō Kamadō, mucho gusto.

_____: El gusto es mío, soy _____ Fubuki - sonreí un poco.

Así tuve que dar la vuelta y seguirle ahora.

Antes no había prestado atención a su apariencia, pero ahora me encuentro barriéndolo con la mirada, en caso de que no resulte ser buena persona y tenga que escapar de él, grabaré su cara en mi memoria para así poder volver y talvez vengarme.

Su cabello tenía un bello color, estaba entre el rojo y el morado, para ser específica, era de color Borgoña.

Vestía un haori a cuadros y llevaba una bufanda debido al frío.

También cargaba un canasto en su espalda, desconozco para que lo ha usado.

Tanjirō: Tus mejillas están coloradas - dijo mientras me miraba.

Llevé mis manos hasta mi cara para tocar mis mejillas, estaban frías.

En mi campo de visión apareció un olan, se trataba de la bufanda que antes llevaba el chico.

Tanjirō: Toma, necesitas cubrirte un poco más - mis manos recibieron el objeto, la miré unos segundos y al final me enredé la prenda en la cara y parte del cuello.

Continuamos andando, pero de pronto la voz de un hombre nos detuvo.

XX: Hey, Tanjirō, ¿Se dirigen a la montaña? - el chico asintió - Puede ser peligroso.

Tanjirō: Descuidé, tengo un buen olfato, estaremos bien - el hombre negó.

XX: Los dejaré pasar la noche aquí - declaró mientras salía de su casa para obligarnos a entrar.

El hombre se presentó ante mi como Saburoubi, nos dió comida y un futón a cada uno para poder dormir, justo ahora estábamos arreglando los mismos para descansar.

Antes de cerrar los ojos, hubo una breve conversación sobre los demonios y el como podían incluso entrar en las casas para atacar a los humanos.

Y pues, era obvio que una simple puerta no los iba a detener, tampoco es como si se pudiera usar agua bendita o algo parecido para impedir su entrada en las moradas.

(...)

Apenas nos despertamos, arreglamos nuestras cosas para irnos, nos despedimos del Saburoubi y partimos.

Mi plan era aún dirigirme al pueblo y permanecer ahí hasta poder encontrar a un grupo de personas en específico, pero Tanjirō me pidió acompañarle, al parecer aún quería que fuera a conocer a su familia.

Aún faltaban algunas horas para que el sol saliera, por lo que hacía mucho más frío que ayer cuando nos topamos.

Mientras íbamos de camino, me contó que tenía cinco hermanos pequeños y que su padre había fallecido hace ya algún tiempo, así que el se encargaba de su familia mientras su madre se encargaba de la casa.

No evite el decirle la suerte que tenía al ser parte de una familia así, de tener hermanos pequeños, me habría agradado tenerlos también.

Ya estábamos por llegar a la cima de la montaña, cuando una sensación extraña se apoderó de mi estómago.

Tanjirō: ¿Estás bien? De pronto tu...esencia cambio...

_____: ¿Mi Esencia? - miré al frente y fruncí el seño - ¿Q-qué es eso? - el chico giró el rostro para mirar en la dirección que mis ojos señalaban.

Literalmente miré con el aliento se le escapó.

Rápidamente se quitó el cesto y corrió hasta la casa.

Preocupada le seguí, al llegar, el olor de la sangre inundó mis fosas nasales y mis ojos presenciaron lo que quedaba de aquel que había sido un acto cruel.

El llanto del chico no se hizo esperar, lo vi gritar los nombres de sus familiares, de inmediato entró a la sangrienta habitación y con desesperación los movió son la esperanza de que alguno siguiese con vida.

Me arrodillé junto al cuerpo a mis pies, era una chica que cubría el cuerpo de un niño pequeño.

Logré sentir el calor de su cuerpo, seguía con vida.

Me apresuré a ponerle boca arriba, rasgué mi haori para vendar algunas de las heridas que poseía, talvez no pueda hacer mucho, pero al menos conseguiré darnos algo de tiempo.

_____: ¡Tanjirō! ¡De prisa! ¡Ella sigue con vida! - alzé la voz para llamar la atención del chico que seguía llorando dolorosamente - Si nos damos prisa podemos salvarla - el chico asintió frenéticamente mientras le cargaba, comenzó a correr.

Me saqué la mochila y la dejé caer al piso, llevando conmigo lo único preciado que tenía en esos momentos.

No esperé mucho y corrí detrás de él.

El viento que soplaba estaba frío, mis brazos estaban expuestos debido a que había destrozado mi abrigo por una buena acción.

El aire que entraba por mis fosas nasales era tan frío que sentía que mis pulmones se congelaban, claro que no sale todo literal.

A la distancia ví al chico correr con la chica sobre su espalda, estaba logrando alcanzarle.

El aliento se me fue al mirarlo resbalar en la orilla del camino, me apresuré en llegar a su lado así que logré tomarle del brazo, pero fue en vano, los tres caímos por la cuesta cubierta de nieve, supongo que era obvio que no podría sujetar a dos personas.

El dolor de la caída no fue tanto como lo habría sido normalmente debido a la nieve que amortiguó el golpe.

Abrí los ojos y respiré pesadamente, cada vez me duele más aspirar el aire.

Me enderezé y miré a todos lados, mis ojos se detuvieron en cierta figura que reposaba de pie a unos metros.

_____: Oh dios - aquello que miraba era igual a contemplar a unos de esos fantasmas que buscan venganza, esos de los que se habla en los pueblos.

La chica antes herida, con su kimono cubierto de sangre y heridas cubiertas por trozos de tela miraba en mi dirección.

Fuyu o Hana Shimasu (Tanjirō Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora