Dos

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No tenías mucho sentido del humor. Tus bromas eran demasiado irónicas.

Nadie las entendía.

Nadie excepto yo.

Nunca te reías.

Excepto conmigo.

Me di cuenta que éramos una peculiar excepción.

Mil millones de latidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora