Dieciocho

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No sabía que contigo necesitaría una armadura blindada

Debiste avisármelo para estar preparada.

Porque a veces con, o sin intención, me lastimabas.

Es cierto que éramos magnéticos.

Nos atraíamos naturalmente, tanto que uno nunca podría coexistir sin el otro.

Pero esa polaridad a veces también era peligrosa.

Tú siempre te empeñabas en destruirlo todo

Y yo era una adicta a querer repararlo... todo.

Incluso a ti.

Mil millones de latidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora