•[Capitulo 3]•

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•[EL PASEO DE LA SECUESTRADA]•

Narración Normal.
Al día siguiente, Meliodas decidió ir a pasear con Elizabeth en un carro de él que tenía los vidrios tintados/oscuros/etc.

Elizabeth: ¡La ciudad es muy hermosa, Señor Meliodas! Nunca me canso de contemplar esta hermosa ciudad. –dijo mirando por la ventana que estaba cerrada.

Meliodas: Elizabeth, tienes personalidad de niña ¿sabes?

Elizabeth: Jeje, es que no tuve una infancia linda que digamos, por eso aprovecho y aprovecharé todo lo bueno que me de la vida.

Meliodas: Elizabeth...

Elizabeth: Cambiemos de tema ¿si? –lo mira y le da una cálida sonrisa.

Meliodas: E-está bien..

Después de eso un silencio, un silencio algo incómodo, o al menos para Meliodas, ya que él tampoco tuvo la mejor de las infancias..

Meliodas: Elizabeth, dime, ¿te agrado?

Elizabeth: Umm, pues casi no lo conozco bien pero...supongo que sí

Meliodas: ¿Y como novio?

Elizabeth: Pues... Tal vez un poco tierno, ya que me hizo eso sin mi consentimiento... No tengo una buena imagen de usted.

Meliodas: Jajaja no sabes que riesgo que corrí con hacerte el amor, ya que para mí eres ilegal..

Elizabeth: Jaja, ¿amor platónico? –dijo burlona.

Meliodas: Jaja yo lo llamaría... Un amor ilegal.

Elizabeth: Aún no entiendo qué tiene de "ilegal"

Meliodas: Pues porque eres menor de edad y yo tengo 21 años.

Elizabeth: –pensativa– Pues... No nos llevamos por mucho..

Meliodas: Si, pero me refiero porque estás saliendo con un adulto y tú apenas eres una jovencita que sólo tie e 17 años.

Elizabeth: Aaah. ¿Y cómo va mi caso?

Meliodas: Pues, ganaste el caso. Ya se demostró que eres inocente. Ahora sólo estamos buscando al sujeto que fué el culpable.

Elizabeth: Y-ya veo.. Me alegra que se demostrara que era inocente

Meliodas: Eres inocente de todas las formas.

Elizabeth: Jeje

Meliodas: –ve un puesto de helados– oye ¿quieres uno?

Elizabeth: ¡Si!

Meliodas: Bien, espera aquí, yo los iré a comprar.

Se estacionó, bajó del carro y entró a la tienda. Después de 2 minutos Meliodas salió del puesto y regresó al carro.

Meliodas: Toma, deduje que te gustaba de fresa, ¿tengo razón?

Elizabeth: ¡Sí! ¡Es mi sabor favorito! ¡Gracias!

Meliodas: De nada.

Ambos comenzaron a comer y saborear felizmente su helado, en especial Elizabeth. Meliodas, al percatarse cómo "su" Eli lamía el helado con felicidad, echó un risita lamiendo tranquilamente su helado.

Un Amor IlegalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora