FugoNara Week

Minuet for the lovestruck soldier

FugoNara Week

-Día 5: Ritmo-
"Minueto para el soldado enamorado"

Fugo llega a un acuerdo consigo mismo y su autodesprecio a través de un recuerdo de Narancia.

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Un gruñido débil, casi inaudible, hizo que el chico levantara la cabeza. Conocía demasiado bien ese sonido, ese profundo ruido de inhalación y exhalación que se hacía mucho más difícil por el grueso hilo que cosía la boca de su creador. En el pasado, solía tener miedo de ese aliento, esa larga sombra, que ahora se destaca contra la superficie brillante del piano, con su pico afilado, demasiado parecido a la máscara de un médico de la plaga y ojos amarillos vidriosos.

Pero cuando se volvió para echar un vistazo a su propio Stand, no sintió miedo. Ya no.

Purple Haze estaba allí, inmóvil, sus largos brazos colgando a los lados de su cuerpo y su cabeza baja, ligeramente inclinada hacia la izquierda como si estuviera tratando de ver qué estaba haciendo su usuario sentado frente al suntuoso instrumento.

—¿Quieres intentar tocar conmigo?

Los ojos de Purple Haze se abrieron con sorpresa ante la repentina invitación y un gruñido escapó de sus labios cosidos.

Fugo palmeó suavemente el banco, moviéndose hacia un lado para dejar suficiente espacio para el Stand.

—Ven. Te enseñaré.

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—Uno. Dos. Tres. Uno. Dos. Tres. Uno. Dos. Tres.

Los dedos de Narancia se movían con torpeza sobre las teclas blancas y negras, presionándolas con una intensidad innecesaria mientras su mirada continuaba viajando de las sábanas a los marfiles y viceversa en un intento desesperado por conseguir todas las notas correctas y, al mismo tiempo, seguir el ritmo Fugo golpeaba insistentemente el tablero superior.

—¿Puedo recordarte que no eres el baterista de una banda de rock y que en realidad estás tocando Bach?

Narancia estaba recurriendo a todo su autocontrol para evitar lanzar un puñetazo en la nariz de Fugo pero, al hacerlo, toda su atención se desvió de la música que estaba tocando por un segundo, que, desafortunadamente, fue suficiente para él perder una nota.

—¡Oh, por el amor de Dios! B es plano, ¿cuántas veces tengo que decírtelo? Si se llama 'Minueto en sol menor', ¡tienes que tocar la maldita escala de sol menor!

La cara de Fugo enrojeció de rabia, sus puños apretados se crisparon mientras sus uñas se hundían más profundamente en sus palmas. Frunció el ceño a Narancia, cuyos labios se curvaron en una mueca de irritación.

—De nuevo desde el principio—ordenó.—Sientate derecho, levanta las muñecas. Y atención a los legatos.

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—Aquí, ¿ves? Esta notación significa que debe bajar los tonos de las notas B y E de un semitono. Entonces, cada vez que vea una B o una E, tocará las teclas negras en lugar de las teclas blancas. ¿Lo entiendes?

Purple Haze escuchó la explicación de Fugo, como un niño que sigue diligentemente una lección que apenas pueden entender. Con vacilación, bajó las manos sobre el teclado, presionando las dos primeras notas con sus dedos índices.