Doble Vida [Riren]

Capitulo 3: el señor Ackerman

Después de lo que pasó, permítanme presentarles mejor al jefe

El señor Ackerman, o mejor dicho, Levi Ackerman
Un hombre de 30 años que es dueño de una empresa exitosa en todo el país e incluso en países vecinos
Podría decirse que es una especie de mujeriego sin remedio.
Siempre que Eren lo ve, lo encuentra coqueteando con alguna "bella señorita" como suele decirle siempre a las perras baratas que suelen rondar cerca de él en busca de un poco de mísera atención.

Patetico, si, patetico.

Otra razón de su odio es que su jefe generalmente tiende a ignorarlo o hacer como que no existe, como si fuera otro objeto decorativo del pasillo que mágicamente hace el trabajo que le dejas.

No es que esto le duela, simplemente que le parece estúpido, ya que es su secretaria y se tomó 5 años de su vida hacer el mejor trabajo posible para ser al menos elogiado, solo para que el muy idiota se diera cuenta de su existencia únicamente cuando tiene que recoger su trabajo y ni un "buenos días" le diga.

Pero lo dejó pasar, era mejor para el no involucrarse con un hombre que seguramente solo querría jugar con su cuerpo una noche, un par si tenía suerte, además de que seguía siendo un chico, así que mientras menos contacto, menos se arriesgaba a ser descubierto.

Al menos hasta que un día el señor Ackerman milagrosamente se dio cuenta de su existencia, y eso fue gracias a la lluvia de problemas de Eren.

Ahora, recuerdan el incidente de las llaves? Ese donde Levi notó la mala suerte de Eren.

Pues fue precisamente por aquello que Levi comenzó a darle un poquito más de atención a Eren.

El castaño se había levantado apresuradamente, se le hacía tarde, pero estaba aliviado de que el día comenzara mal de esa manera, prefería llegar tarde a que darse cuenta de que tiene un problema peor, como olvidar las llaves, o en este caso, la billetera.

Después de haber acomodado el relleno y su peluca adecuadamente, Eren prácticamente corrió hacia la empresa.

El único detalle, es que olvidó su billetera, con el dinero para su desayuno.

Rebuscó desesperadamente en sus bolsillos, encontrando unas pocas monedas que apenas le alcanzaban para unas sopaipillas del carrito de la calle.

El castaño estaba muy seguro que ese carro ni siquiera tenía mostaza, sino pegamento y pintura amarilla con algo de condimentos.

Pero aún así se compró sus sopaipillas, no era mucho, pero era mejor que nada.

Pero como si el mundo realmente tuviera algo contra el, tropezó, lanzando aquellas masas fritas que debían contener 500 enfermedades desconocidas, pero que eran capaces de salvar a un universitario muerto de hambre.

Lo siguiente que paso fue que un perro de la calle se robó una de las sopaipillas, otra la atacaron un grupo de palomas hambrientas salvajes, y la última se la estaba comiendo una de sus compañeras, no recordaba su nombre, aunque sentía que se llamaba Sasha.

Entró resignado a la empresa y se lamentó internamente por casi una hora, mientras que miraba los papeles que tenía en sus manos, era su trabajo claramente, pero, el papel sería nutritivo...?

Su hilo de pensamientos acerca de querer comerse su trabajo fue cortado al sentir como un muffin y un café fueron apoyados contra su escritorio.

Subió la vista sorprendido, la última persona que el pensó que sería caritativa con el, estaba ahí, con el rostro serio y dándole un desayuno gratis.

-es preferible que comas algo como esto a que comas un trozo de papel, que de por si, es el trabajo -dijo y se retiró sin esperar la respuesta del otro.

Eren estaba más que sorprendido, acaso su jefe acaba de ser buena persona con el y noto su existencia después de un montón de desgracias...?

No tenía tiempo para pensar, en menos de 15 segundos el muffin ya no existía, y parecía que el café era un elixir producido por los mismísimos dioses.

Terminó su desayuno por primera vez en un día donde no tenía pensamientos homicidas hacia su jefe.

No es mucho, pero por algo se empieza, no?