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La misma idea sobre la posible verdad en el sobrenombre del brujito había mantenido a Sunoo distraído durante todo el día. Le había echado miradas ocasionales durante clase al voltear en su dirección, intentando ser discreto, pero en cada una de esas ocasiones había terminado por acobardarse apenas Niki mantenía el contacto visual. No podía evitarlo, su mirada era intensa.

Después de inglés, tocaba la clase de matemáticas. Mientras resolvían los ejercicios que les dejó la profesora, ayudándose mutuamente, Jaeyoon se dio cuenta de lo que hacía, demostrando que no era tan discreto como le gustaría creer.

— ¿Qué haces? —cuestionó, en voz baja.

— Sólo miro. —Sunoo simuló atender los ejercicios en su cuaderno, aunque su cabeza estuviera en otra dimensión— Es que, uhm, necesito ayuda en una pregunta.

— ¿Y por qué no me preguntas a mí? —Jaeyoon simuló ofensa, llevándose una mano al pecho.

— Estás más atrasado que yo.

Touché. —sonrió, volteando en busca de otra persona disponible— Te diría que le preguntes a 035, pero-

Antes de que siga, Sunoo lo calló con un empujoncito, ante el cual Jaeyoon ni siquiera se defendió. En cambio, fijó su mirada en la última fila, donde Niki lucía totalmente concentrado en su tarea.

— ¿Y si le hablas al brujito? —sugirió el mayor— La silla a su costado está libre, te puedes sentar en su carpeta sin problemas.

— ¿Tú crees? —Sunoo fingió que no había estado pensando en él durante ese tiempo— ¿No me subestimará como tonto?

— Seguro cree eso de todos. —Jaeyoon hizo un buen punto, que su compañero de carpeta aceptó de inmediato como excusa para lo que pensaba hacer de todos modos— No pierdes nada.

Unas semanas atrás, quizás Sunoo hubiese hecho una broma con respecto a la supuesta magia de Niki, como que podría perder un ojo o algo así. Todos sus compañeros lo consideraban un tanto extraño, porque llegó de repente y no se había molestado en entablar amistades.

Algunos rumores decían que se mudó para comenzar una nueva vida, que lo transfirieron por conducta problemática en su vieja escuela, que estaba pasando por su fase emo... En fin, miles de ideas y cero respuestas, porque Niki aún no se había abierto mucho con el resto de sus compañeros, ni siquiera con los que trabajaba en grupos.

Al inicio del año, Sunoo no se había tomado el tiempo para ser la excepción, pero ahora quería cambiar eso. No era precisamente la persona más sociable, pero la broma de Jongseong le había plantado una semillita de curiosidad que necesitaba responder.

Así, similar a otros compañeros que habían formado grupos para trabajar, tomó su cuaderno para dirigirse hacia la última fila de asientos, donde el menor siempre escogía hacerse un espacio.

— Hola. Niki, ¿cierto? —Su saludo inicial fue ignorado, así que carraspeó— ¿Me puedo sentar contigo?

Por fin, el aludido alzó la mirada por un instante, descalificando a Sunoo sólo con una expresión de desinterés. Por suerte, la apariencia hostil sólo duró un momento, pues pronto suspiró, jaló la silla para él y le hizo una señal para que se siente.

— ¡Gracias! —susurró Sunoo, al tomar asiento a su lado y dejar su cuaderno sobre la mesa, sonriendo— Es que, tengo una duda, y creí que quizás tú...

— ¿Cuál no te sale? —se anticipó Niki, colocando una mano sobre su cuaderno para revisar su avance en los ejercicios.

— Me quedé en la dieciséis, pero, en realidad, quería preguntarte sobre otra cosa.

Desprevenido ante la situación, Niki se detuvo por un instante, suavizando su expresión. Sólo con eso, Sunoo podía asumir que usualmente no lo buscaban para algo que no sea ayuda académica, lo que le hizo sentirse un poco mal, porque era más o menos lo que esperaba de su parte, sólo que con la química que podía tener con Sunghoon.

— Es que... —relamió sus labios, nervioso— Sé que no te gusta que te digan brujo, pero... ¿no tendrás una idea de cómo preparar pociones?

La expresión de Niki volvió a ensombrecerse, claramente decepcionado.

— Es que, no sé, eres muy bueno en los experimentos, sabes más que el resto de nosotros y quizás... ¿Quizás sabes cómo hacer una poción de amor?

Esta vez, aunque intentó mantener la seriedad, el menor no pudo contener una breve risilla. Negó con la cabeza y apartó el cuaderno de Sunoo, efectivamente, como él mismo anticipó, subestimándolo como un tonto.

— ¿Viniste sólo para hacerme perder el tiempo? —insinuó, junto a un suspiro agotado, a punto de echarlo.

— ¡No! ¡Hablo en serio! —Sunoo abultó los labios, apelando a la ternura— ¿Entonces no eres...?

No completó su propuesta por su propia vergüenza, pero Niki ya se había vuelto a cerrar en su espacio personal, recostándose sobre el brazo que servía como barrera entre su cuaderno y el del mayor. Claramente, era una señal de que había terminado de hablar.

— Entiendo... Perdón por molestarte.

Decepcionado consigo mismo, Sunoo no tuvo otra opción que volver a su sitio al lado de Jaeyoon. Debió ser más discreto y no lanzar la propuesta de frente, ahora jamás se enteraría de la verdad.

— ¿Y? ¿Te pudo explicar? —preguntó el australiano— Tampoco me sale esa.

Sunoo sólo negó con la cabeza, un tanto desanimado. Era su segundo fracaso en el día, y aunque intentaba que no le afecte, prefiriendo siempre mantenerse positivo, la acumulación de decepciones no era buena para su estado anímico. Lo peor era que no era bueno escondiendo sus emociones, así que su amigo podía leerlo con facilidad.

— Oh. —Jaeyoon le dio unas palmaditas en la espalda, antes de ponerse de pie— Le preguntaré a Jongseong entonces, ya vuelvo.

Al igual que antes, la respuesta de Sunoo fue conductual, pues sólo afirmó con la cabeza. Mantenía los hombros hundidos, evidenciando lo decaído que se encontraba.

Como no podía concentrarse en los ejercicios ahora, alzó la mirada, fijándose en la perfecta espalda de Sunghoon. La experiencia de patinador artístico le había dado una postura increíble, incluso cuando se inclinaba para resolver ejercicios de matemática. Se veía tan lindo resolviendo la tarea diligentemente, en silencio y por su cuenta, como el buen alumno que era. Ah, cuánto daría por que se interese en él...

De repente, una mano colocó un papel doblado sobre la esquina de la carpeta de Sunoo, sacándolo de sus ensoñaciones. Tuvo el tiempo suficiente para buscar a la silueta del responsable, que, curiosamente, era Niki. No volteó a guiñarle un ojo, ni le dijo nada, ni lo tocó; simplemente dejó un trozo de papel para él en su camino al escritorio de la profesora.

Curioso, Sunoo tomó el papelito y lo abrió, iluminándose apenas leyó su contenido.

Si quieres conversar conmigo, estaré en la terraza a la hora de salida. No le cuentes a nadie más.

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Black Magic┊͙SunKiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora