Todo comenzó en el hospital donde la señora Miracle trabaja como enfermera pediátrica. Ella es atractiva, cabello rubio, ojos azules, tez blanca, delgada y mide 1,60 centímetros de estatura. Pero esta vez no estaba desde la perspectiva de una profesional sino de una paciente, ella estaba a punto de dar a luz. Sus quejidos se escuchaban más allá de la sala, debido a que ya habían pasado varias horas y estaba teniendo un parto complicado. Junto a ella estaba su esposo que le tomaba de la mano. Steven, un hombre elegante, cabello castaño claro, ojos verdes esmeralda, barba, la conocida como barba de dos días que se caracteriza por cubrir el rostro en su totalidad con un largo de no más de medio centímetro, tez blanca, medianamente corpulento y mide 1,76 centímetros de estatura, acostumbra vestirse siempre de traje porque ejerce la abogacía. Hasta que por fin los gritos de la señora Miracle cesaron, y comenzaron a escucharse llantos, llantos de una niña que acabaron cuando la madre comenzó a alimentarla con el pecho. Había concebido una bonita niña de tez blanca, cabello rubio, cara redondita, mejillas rosadas, media 45 centímetros y pesaba 3,800 kilogramos en un momento abrió los ojos y su madre diviso que no eran de un color habitual, sino que se trataba de un color violeta. Por un momento se asustó, pero sintió en ella algo especial, sus ojos eran hermosos, era como ver el universo entero atreves de ellos. El padre algo preocupado hablo con el doctor y él le dijo que no se asustara, que se trataba posiblemente del síndrome de Alexandria, es una mutación genética en la cual se nace con los ojos de color gris o azul y después de los seis meses se tornan de color violeta o purpura, lo cual en el caso de esta niña fue diferente porque ya había nacido con dicho color. Se hicieron los estudios correspondientes y todo indicaba que era una niña muy saludable.
Ya saliendo del hospital la señora Miracle le dice a su esposo el nombre de la niña.
-Steven, siento algo especial por esta niña, me transmite mucha paz, emana una candidez y dulzura, no lo digo solo porque es mi hija, he estado en contacto con tantos niños, pero siento que ella es diferente. Quiero que su nombre sea Cándida.
- Emma, me asombra la rapidez en que escogiste el nombre siendo que estuvimos meses tratando de pensar uno, pero está bien, pienso que ese nombre conecta mucho con ella y además ¡Me encanta!
-Me alegra saber que concordamos ¡Estoy tan emocionada! Pienso que esta niña cambiara nuestras vidas.
-Ya ha iniciado el cambio en nuestras vidas mi amor, te amo tanto, las amo a las dos por igual - la besa y se van para la casa-
A medida que la niña iba creciendo notaban que era introvertida, no le gustaba jugar con otros niños. En el jardín de infantes prefería estar dibujando y pintando. En su casa podía tener miles de muñecas, pero parecía no interesarle, le gustaba más que le leyeran cuentos, le encantaban los de aventuras, misterios y fantásticos. Todas las noches antes de dormir su madre le leía un cuento.
- Mamá ¿Sabes por qué prefiero más los cuentos que jugar con mis muñecas?
- No lo sé hija, pero dime.
- Mamá a veces siento que no pertenezco a este mundo, jugar con las muñecas me puede llegar a entretener solo por unos momentos, es como que existe un límite y en los cuentos es totalmente diferente, ¡No hay límites! Lo mismo me pasa con los niños, yo intento hablarles, pero no me entienden, parecen confundidos y lo único que quieren es jugar. Cuando me asomo por la ventana y miro las estrellas, siento que no pertenezco aquí, a veces siento una gran tristeza por no entender algunas cosas, pero pienso en ti y en papa y eso me calma, porque los amo con todo mi corazón.
- Hija, la vida tiene muchos secretos, no te atormentes, solo disfruta de ella y piensa en cosas que te hagan feliz, si otros niños no te entienden no te sientas mal, quizás ellos podrían aprender cosas de ti, nunca dudes en hablarme, porque sabes que yo también te amo, mi niña hermosa, y eres el regalo más hermoso que me ha dado la vida, siempre estaré dispuesta a escucharte. -la abraza y le da un beso en la frente-
Al día siguiente la señora Miracle llevo a su hija al psicólogo para que pueda disponer de una buena contención. Lo había hablado con ella y había accedido con gusto, todo parecía indicar que se sentía cómoda expresándose, después de que finalizo la tercera sesión, la psicóloga le da un papel a la señora Miracle y le dice que por favor se lo entregue firmado para la próxima sesión.
Ya estando en la casa.
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Cándida - También Disponible En Físico Con La Editorial Dunken.
General FictionUna adolescente totalmente desconectada de la realidad en que vivimos, intentara encontrar respuestas sobre su verdadera naturaleza, ya que ella se siente diferente al resto de la humanidad. Motivada por cambiar el mundo y acabar con el odio que pre...