Una casa grande, lujos por todas partes y una gran fortuna. Daniel el joven con, tal vez, más dinero de la ciudad, con tan solo veintidós años. Él podía hacer lo que quiera, pero, sus padres...
- Daniel arriba.- Dijo Tina, su madre. Una mujer muy bella y bien cuidada, aunque a veces se pasa con el maquillaje.
- ¿Ah? - Dijo Daniel medio dormido.
-Levántate que nos vamos.- Dijo la madre de Daniel viendo como su hijo se levantó de golpe.
- ¿En serio? - Dijo Daniel mientras sonreía con los ojos cerrados y con un poco de saliba en su mejilla.
La verdad es que sí se iban, se iban a una de esas reuniones de trabajo inesperadas. Pero claro, Daniel aún no trabaja, de hecho sus padres le han dado todo, dinero, hogar, todo lo que él quiera, así que no tiene nada de que preocuparse... Solo de vivir la vida que un joven a su edad debe vivirla.
- Sí, necesitamos que te levantes.- Dijo su padre.
- Ah, está bien.- Dijo Daniel volteando los ojos, está enojado con ellos. Y es que lo hace con razón, sus padres escasamente están en casa.
Daniel se levanta y se dirige al baño para darse una ducha. No va a ir con sus padres, está claro, pero va a salir con su mejor amigo Harry, pasan mucho tiempo juntos, se podría decir que son hermanos.
Daniel se da una ducha lenta y tranquila, tiene que despertarse. Sale de la ducha para tomar su ropa hasta que suena su teléfono.
- ¿Hola?
- ¡Daniel! Amigo, soy yo. Karen.
- ¡Karen! ¡Hace cuanto que no te escucho!
- Hey, tampoco es mi culpa. Tu ni te resignas a llamarme.- Dice Karen sarcástica.
- ¿Como te ha ido? - Pregunta Daniel secándose el pelo mientras habla por su teléfono de ultima generación.
- Como siempre, de nuevo en Inglaterra visitando a mis abuelos.
- Ni te quejes, hace un mes que no salgo del país.
- Vale. Te llamé para decirte que no voy a poder ir a la fiesta. Sé que me esperabas ahí pero mis padres no me dejan viajar sola.
- Karen Lewis, me has dejado plantado. Te pregunté si tenías disponibilidad.
- Lo sé Daniel. En verdad lo siento.
- En fin. Cuídate.- Dijo Daniel colgando la llamada.
Daniel hace unos meses había planeado una fiesta en un crucero que parte en tres días. Había invitado a todos sus amigos, pero sabe que no será lo mismo sin Kate, al menos Harry si va a ir.
Cepilló sus dientes y salió de la casa a disfrutar del día que era joven y con Harry podría hacer miles de locuras. Fue a la casa de Harry que no queda tan lejos y tocó la puerta... ¿No hay nadie? Es extraño porque Harry siempre está en casa ¿A donde habrá ido?
Daniel tomó su teléfono y marcó el numero de Harry... Pero no contesta. Sin pensar más y quedarse en frente de la casa de Harry, Daniel llamó a todos sus contactos, de todos los amigos que tiene alguno debe responder ¿Cierto?
Bueno, a lo mejor todos están de vacaciones y el solo. Nadie contestaba, había marcado cada número unas quince veces, pero ni insistiendo sabía que sus amigos responderían. "¿Sí son tus amigos?" Le dice su subconsciente, a veces no tenía más que hacer que hablar con él mismo. Y aunque su subconsciente siempre lo fastidiara, era verdad, nunca le respondían a las llamadas y lo dejaban en visto en Facebook. De hecho, sólo lo buscaban cuando necesitaban dinero o ayudas... Pero lo trataban bien, así que para Daniel eran sus amigos, así su subconsciente no lo tomará de esa forma.
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Los Olvidados
Random¿Qué pasaría si algún día algo cambia? ¿Si toda la gente que conoces y todo lo que quieres se aleja? Así le pasó a Daniel, un chico de veintidós años quien tiene una vida llena de lujos y una gran herencia. Viviendo toda su vida como niño rico no s...