1. ¡Es una niña!

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- He comprado una cosa para el bebé. – Samantha entró al salón seguida por la pequeña que movía una bolsa de papel hacia un lado y hacia el otro.

- Sabes que aún quedan meses para que nazca ¿verdad? – suspiró dejando caer su cuerpo en el sofá, cogió el bol de palomitas de la mesa de café y estiró las piernas.

- Pero es mi primera prima, la trataré como una reina. – hizo una reverencia.

- Aún no sabemos si es niño o niña.

- Yo sí, estoy segura de que es una niña. – se cruzó de brazos y cerró los ojos.

Samantha puso los ojos en blanco, cogió un puñado de palomitas y las volvió a tirar en el cuenco.

- No te levantes tranquila, ya te acerco yo el regalo. – ironizó Elia con un chasquido de lengua.

- Estoy embarazada. – se excusó señalando su propio cuerpo.

- Pero si no estás ni de cinco meses y son nueve que me lo dijo mi madre.

- Sí, sí... – le quitó importancia con la mano- Ahora que la mencionas... ¿y Débora? – frunció el ceño.

- ¿Y el Tito Fla?

- Yo he preguntado primero. – puso un puchero.

- Me ha dejado en la puerta porque se iba a trabajar. – levantó las cejas indicándole su turno de hablar.

- Flavio ha ido a comprar.

- ¿Lo has mandado a comprar miel otra vez? – la niña puso los brazos en jarra y Samantha se encogió de hombros volviendo a manosear las palomitas.

Llevaba toda la mañana tumbada en el sofá. Disfrutaba de sus vacaciones comiendo y viendo películas sin sentido. Su vientre estaba ligeramente abultado, no lo suficiente para que se notara su embarazo, pero ella se comportaba como si hubiera salido de cuentas.

- ¿Por qué no te comes las palomitas? – le preguntó Elia alzando una ceja y haciéndose un hueco en el sofá.

- Me dan nauseas. – contestó volviendo a enterrar la mano entre el salado aperitivo.

- ¿Y para qué te las haces?

- Me gusta el olor y el tacto, pero si me como una vomitaré todo el día.

- Mira que antes eras extraña, pero desde que estás embarazada eres todavía más rara. – movió la mano de arriba abajo.

- Una burla más y te pierdes la ecografía porque te dejo en el colegio. – levantó el dedo índice, amenazante.

- Hoy no hay clase – chuleó pasando las piernas por encima de las de su tía.

- Tengo las llaves del director, tú misma...

Elia rio, abrió los ojos de par en par, junto sus dedos y selló sus labios como una cremallera. Samantha le guiñó el ojo con una sonrisa y le acarició las piernas.

- Venga enséñame lo que le has comprado al bebé.

Los ojos de la niña se iluminaron como dos farolillos, se levantó de un salto y cogió la bolsa que había dejado en el suelo para enseñarle a su tía el interior.

- Son dos cosas ¿vale?

- Vale – asintió Samantha incorporándose en el sofá.

Aura {Secuela Polo Opuesto}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora