Aura {Secuela Polo Opuesto}

4. Abejita

- ¿Dónde está mi hija? - susurró con dificultad.

- Samantha veo que ya has despertado. - le sonrió una enfermera - Tu hija está perfectamente en nada estarás con ella. - dijo antes de irse.

Samantha frunció el ceño, llevó ambas manos a su vientre, se sentía vacía y no le gustaba. Sus dedos rozaron el apretado vendaje en su vientre. Se movió adolorida, un gruñido se escapó de su garganta.

Estaba completamente sola, los dientes le castañeaban a causa del frío.

Miró a su alrededor, por primera vez en nueve meses sentía un vacío en su interior. Sin pretenderlo sus ojos se inundaron en lágrimas. Movió la cabeza de un lado al otro en una búsqueda incesante por encontrar a alguna cara conocida.

- Yo me encargo de ella, no te preocupes, Gloria. - oyó al otro lado del biombo.

- ¿Seguro? Pero ya ha acabado tu turno.

- No importa.

Aquella persona que llevaba queriendo toda su vida apareció, era su salvación personificada.

- ¿Sam? - preguntó extrañada - ¿Qué ha pasado? - Samantha puso un puchero, las lagrimas acumuladas cayeron por sus mejillas y su hermana se acercó a abrazarla con delicadeza.

- Tranquila, cuéntame qué ha pasado.

- Es que tenía contracciones y Maialen y Eva me obligaron a venir. Todo iba bien, pero de repente se debilitó su pulso y me sacaron de la habitación. - dijo aceleradamente y sin respirar- Había mucha gente hablándome, Flavio no había llegado, pero después llegó y me avisaron de que me harían una cesárea por el bien de Aura. - se limpió el rastro de agua de sus mejillas con el pulgar.

- Voy a hablar seriamente con tus amigas y con Flavio por no avisarme. - Débora le acarició la frente ladeando la cabeza - No te preocupes, mi compañera ha ido a avisar para que te suban a la habitación. - la miró con simpatía - Recojo un par de cosas y me quedo contigo.

Samantha respiró hondo mientras veía a su hermana alejarse de ella. Apoyó la cabeza en la almohada e intentó tranquilizarse, no hubo manera.

- ¡Tita Samanzi! - unos rápidos pasos se oyeron por el pasillo, Elia y Flavio venían junto a la enfermera que la había visto despertar.

- Hola monito - se limpió las lágrimas para que su sobrina la viera con buena cara.

Elia llegó y abrazó con cuidado a su tía. Le acarició con cariño el brazo, Samantha besó su frente y la pequeña se separó de ella.

- ¿Cómo está? ¿Está bien? - le preguntó a Flavio.

- Está perfectamente. - le regaló una sonrisa tranquilizadora.

- Necesito verla. - susurró ansiosa.

- Y yo que la veas. - Flavio se acercó y dejó un corto beso sobre sus labios - Estoy muy orgulloso de ti ¿sabes?

- ¿Por qué? Si yo no he hecho nada. Le he fallado como madre.

- No digas tonterías, gracias a ti existe. - se giró hacia Elia - Además se ha multiplicado ¿verdad? - le dio un pequeño toque cómplice.

- Es igual que tú, Tita Samanzi. - dijo la pequeña feliz.

El celador llegó, junto a Débora, dispuesto a subir a la madre primeriza a planta, Elia agarró la mano de su madre y Flavio la de Samantha.