3. Cuenta hasta diez

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Escuchaba los latidos por toda la habitación. Cada sonido retumbaba en aquellas cuatro paredes. Eva movía la pierna rápidamente presa de los nervios.

- Flavio llegará a tiempo ¿verdad? – preguntó la rubia desde la cama aterrada.

- Claro que llegará. – contestó Eva mirándola con una sonrisa. Volvió a observar por la ventana. Lo cierto era que no estaba segura.

- ¿Te duele mucho Samanthiti? – le preguntó Maialen cogiendo asiento a su lado.

- No sé, no me duele tanto como antes. ¿Y si ha sido una falsa alarma?

- En cuanto se pase el médico te dirá si estás de parto o no, tú relájate. – Jimena le apretó con suavidad la mano.

Respiraba con esfuerzo, todo su cuerpo temblaba de los nervios. Estaba viviendo aquella situación en la que era protagonista como un personaje extra.

- ¿De qué color creéis que tendrá los ojos? – se preguntó Jimena en voz alta intentando romper el hielo.

- Marrones como Fla. – contestó Mai.

- Pues yo creo que azules. – se acercó Eva a la cama.

- ¿Tú que crees Sam?

La chica las miró detenidamente, se tomó el tiempo de analizar cada rostro, quería ver si estaban tan aterrorizadas como ella.

- Yo no lo sé. – susurró jugando con sus dedos.

El móvil de Jimena sonó y se levantó para salir de la sala y contestar.

- Flavio ¿dónde estás? – contestó molesta.

- Estoy entrando a Madrid, no me queda mucho. ¿Cómo está Samantha?

Escuchó su tono de voz, no estaba segura de quién estaba más nervioso si él o la rubia.

- No sabría decirte, está cerrada en su mundo desde que hemos llegado.

Flavio decidió no alargar la conversación, avisó de que llegaría cuanto antes y colgó.

Era consciente del miedo que le daba a Samantha el momento del parto, esos últimos meses habían sido una pesadilla para ella. No quería pensar en ello, pero a la vez quería estar informada. No quería que naciera, pero a la vez quería tener a su bebé en brazos. Odiaba no estar allí en ese momento para evitar que dejara de pensar en lo malo y se centrara en lo bueno.

Jimena volvió a entrar en la habitación, Eva se había sentado en la silla junto a Samantha mientras le agarraba la mano. Maialen esperaba en el sofá.

Todas se quedaron calladas y de nuevo el corazón de la bebé se convirtió en la banda sonora del momento. Hacía calor, pero Samantha seguía temblando.

- Eva – llamó su atención.

- Dime ¿estás bien? – abrió los ojos de par en par al percatarse de las lagrimas de su amiga.

- Algo no está bien – negó lentamente.

- ¿Qué quieres decir? – frunció el ceño.

- Que algo no va bien. – se tocó la barriga.

El monitor que contaba las pulsaciones del bebé empezó a hacer un ruido estridente. Jimena se levantó del sofá en el que había cogido sitio y corrió al pasillo para avisar al personal sanitario.

Aura {Secuela Polo Opuesto}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora