Historia de un crimen

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Todo comenzó con una bronca estudiantil entre dos pandillas, los Ciudadelos y los Arañas, que se pelearon frente a la Preparatoria con alumnos de la Vocacional 2 del IPN.


Los estudiantes de la Preparatoria 7 bloquean la avenida de la viga y apresan a dos policías. El bazucazo a la puerta de la prepa indignó al estudiantado.

¡La época de oro, la más hermosa del Movimiento Estudiantil se dio entre agosto y septiembre!

En una de las primeras grandes manifestaciones (la del 27 de agosto) reunió a 300 mil personas. Llevaban pancartas, los muchachos volanteaban; nunca creímos que se nos unieran espontáneamente tantos y tantos.

Los obreros si participaron con nosotros en el Movimiento Estudiantil y pedían la libertad de sus líderes, de Vallejo encarcelado desde hace once años y de los presos políticos.

En las brigadas, recolectando dinero llegamos a juntar de mil a dos mil pesos diarios, y repartíamos 600 mil volantes.


Ciudad Universitaria era el refugio de los estudiantes. Allí realizaban sus asambleas, imprimían sus volantes, guardaban su propaganda.

Hubo muchas niñas popis que participaron, muchas ricas de la Iberoamericana y de la Facultad de Filosofía y Letras que estudian una carrera porque «la cultura es una monada». Pero a la hora de los cocolazos de portaban valientes: ayudaron a sus compañeros, llevaban propaganda y volantes en el coche de su papá.

Las marchas en México habían sido, cuando mucho de 15 mil manifestantes. Pero ¡600 mil personas de todos los sectores de la población y sobre todo de jóvenes! ¿Cuándo se había visto algo semejante? En «El Angel» de la Independencia se nos unieron muchos contingentes.


¡Entramos al Zócalo! ¡Estaban repicando las campanas de catedral! Dos estudiantes de medicina subieron con el permiso del padre Jesús Pérez y también encendieron todas las luces de la fachada. Todo el mundo aplaudía sin parar.

Había que desacralizar el Zócalo y lo logramos tres veces... Por primera vez después de cuarenta años una multitud de ciudadanos conscientes de sus derechos, una multitud indignada se hacía oír frente al balcón presidencial, en la Plaza de la Constitución.


«Hay que restablecer la paz y la tranquilidad pública. Una mano está tendida; los mexicanos dirán si esa mano se queda tendida en el aire...» El presidente de la República, 1o. de agosto de 1968.

«La ocupación militar de la Ciudad Universitaria, ha sido un gesto excesivo de fuerza que nuestra casa de estudios no merecía». El rector Javier Barros Sierra, 19 de septiembre de 1968.


Los muchachos del Politécnico de extracción humilde y campesina siempre fueron muy bravos: entre ellos los granaderos hicieron muchas victimas y en la cárcel la mayoría de los jóvenes presos son del Poli.

A las 5.30 horas de la tarde, cerca de 5 mil personas se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco para escuchar a los oradores del Consejo Nacional de Huelga. Había mujeres, niños, ancianos sentados en el suelo.

Junto a la vieja Iglesia de Santiago de Tlatelolco, se reunió confiada una multitud que media hora más tarde yacería desangrándose frente a las puertas del Convento que jamás se abrieron para albergar a niños, hombres y mujeres aterrados por la lluvia de balas.

El 2 de noviembre, día de los muertos, depositamos cempasúchil y veladoras en la Plaza de las Tres culturas...Muchos soldados nos vigilaban pero de pronto se prendieron miles de veladoras y surgieron gentes de entre los arboles que comenzaron a rezar por sus hijos masacrados el 2 de octubre en Tlatelolco.

Tlatelolco 1968Donde viven las historias. Descúbrelo ahora