ღ Cumpleaños 21 ღ

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Michiru supiró, vaya día había tenido. Sus últimos cumpleaños en anima city no habían sido la gran cosa pero para este parecía que todos se habían organizado para no dejarla descansar en todo el día.

Pingua la había llevado de paseo a la montaña, su equipo de béisbol le había hecho un humilde pastel, la alcaldesa le había regalado un par de gafas de sol y Nazuna la había llevado a comprar postres en el nuevo centro comercial. Sin contar los momentos en que se reunió con sus demás conocidos por pequeños detalles ya que al parecer Nazuna había corrido la voz.

Melissa había insistido en hacerle lo que quisiera de cenar pero se había negado, después de todo ya le había hecho panqueques especiales en la mañana, así que estaba bastante satisfecha con los regalos comestibles del día. Luego de despedirse de los dueños del edificio, pasó de largo, subió al techo y trepó para sentarse a ver las estrellas.  ¿En qué momento había anochecido?

— Me sorprende que llegaras a casa —

Esa voz tan conocida había hecho presencia tras ella sin aviso previo. Pero no la asustó.

— Ya ves. . . parece que este año todos tenían algo planeado —

Rió para regresar su vista al frente, al cielo nocturno. Claro, todos habían planeado algo menos Shirou, ni siquiera le había visto en todo el día más que en el almuerzo y poco había dicho al respecto, aunque tampoco era algo que le molestara o afectara, después de todo le había dejado claro que a no le importaban esas fechas.

— No es para menos. —

Se acercó lentamente hasta sentarse a su lado sin dirigirle la mirada, ella se había apartado un poco para darle espacio y volteó extrañada hacia su rostro.

— Para cumplir 21 años ya has vivido más que una persona de 40, lo bueno y lo malo de ambas sociedades y las has salvado. No deberías conformarte menos. —

Nunca volteó a verla pero aunque no fueran a los ojos esas palabras significaban mucho para ella viniendo de Ogami. Una sonrisa se formó en su rostro y volvió a mirar al frente.

— Gracias Shirou . . . significa mucho viniendo de un anciano de 1000 años. —

— ¿Qué has dicho? —

— ¡Nada, nada! —

Claro que Michiru no era buena para ahorrarse alguna broma cada que Shirou estaba con ella a solas, especialmente cuando se ponía serio. Ella aligeraba el ambiente frío que provocaba el mayor con sus palabras u opiniones, pero así eran los dos, un complemento para el ambiente idóneo.

Shirou suspiró pesadamente, aunque una sonrisa pequeña se asomaba en él.

— Sí te molesta mi edad entonces no creo que quieras el regalo de un anciano —

— ¿Un regalo? ¿Para mi? —

Sin mucha emoción ni preámbulo, la mano que él había mantenido en oculto con su larga gabardina del lado contrario a Michiru salió de su escondite y se reveló con aquel balón de baloncesto que la chica había visto con ilusión el mes pasado en un aparador en linea, en esas tiendas del mundo humano cuya mercancía nunca cruzaba la frontera.

El rostro de Michiru no tenía precio, era tanta la ilusión que le veía incrédula.

— . . . ¿Es broma? Shirou, tu dijiste que mi cumpleaños no era. . . —

— Sí no lo quieres se lo regalaré a Marie Itami para que lo venda. —

 —¡No no no! ¡Lo acepto! —

Sacudió sus manos hacia él y el obsequio le fue entregado, lo observó con ilusión y brillo en sus ojos, a pesar de ser una adulta era la misma joven emocionada que había llegado torpemente a la ciudad y ese detalle nunca se le escapaba a su compañero, mucho menos cada que veía esa mirada de alegría mientras pasaba sus manos por el balón y lo analizaba detalladamente. Esa luz en sus iris era el objetivo del regalo después de todo.

— Pero. . . esto no es legal aquí. —

— Hice algunas llamadas, no le digas a la alcaldesa —

Ella rió mientras asentía, aunque ambos sabían que no se meterían en problemas por un balón.

— Shirou —

— ¿Hm? —

— Muchas gracias, por todo. —

— ¿Por todo? —

— Ujum. —

Ella sostenía la mirada hasta que los iris de ambos se toparon, fue un silencio tranquilo, nada incómodo que duró pocos segundos. La sonrisa de Kagemori volvió a asomarse llegando a enchinar un poco sus ojos, mientras que la de su contrario se hizo perceptible de forma ladina y eso, ese gesto, esa expresión sincera en él era todo lo que podía pedir, una auténtica sonrisa de Shirou.

Después de todo no debía conformarse con menos.



¡Capítulo cada viernes! 🌸🍃

In our city || MxS One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora