El escenario de siempre. Shirou temblaba, sabía que era ese maldito sueño donde no podía hacer nada más que observar aquella masacre, aquel suceso que le cambió la vida para bien y para mal.
Lágrimas salían siempre, la impotencia de no poder moverse y hacer algo dentro de esa realidad que ya no existía lo hería en sobre manera.
Su alma se destruía al mismo ritmo que lo hacía aquella ciudad donde habitaban los suyos, pero ahora no veía humanos como los únicos monstruos, ahora aquellas siluetas humanas que siempre representaban el mal llegando a su hogar se había vuelto monstruos horribles, que por cierto, eran sus hermanos beastmen. Aquellos era ahora quienes hacían añicos las construcciones. Y, en el final del escenario una sombra terrible se alzaba desde la montaña. Conocía bien esa sombra.
¿Cómo no reconocer su propia silueta?
Un grito ahogado salió de él, sintió como se golpeaba en el suelo de madera con un estruendo seguido de diferentes objetos cayendo a sus costados, la silla que siempre usaba ahora yacía sobre los tablones también.
— ¿Shirou? ¡Shirou! — Exclamó Michiru tras entre abrir la puerta solo para ver iluminado únicamente por la luna al lobo tirado en el piso de su estudio, temblando de forma apenas perceptible y apretando los colmillos, confuso, como sí no supiera en donde estaba. Dejó en una mesita su té de la noche, corrió hacia él y se arrodilló al lado.
Tomó aquellas manos cuyas garras estaban fuera y las sujetó firmemente mientras el otro trataba de enforcar con esos ojos agotados en donde se encontraba.
— ¡Shirou respira! ¡Soy yo, estás soñando! — exclamó ella tratando de despertarle por completo, acción que surtió efecto rápidamente, haciendo que el lobo abriera los ojos por completo y destensara su cuerpo.
— Shhh, soy yo, soy Michiru. . . — susurró ella sin soltar sus manos, volviéndolo ahora un agarre suave. — Estás en tu estudio, te dormiste en tu escritorio. . . —
Lentamente la forma de beastmen del hombre fue regresando a su humanidad, tomando aire en bocanadas. Al fin pudo incorporarse. Esos ojos grises no tenían casi vida, esas ojeras eran por esos sueños recurrentes que siempre buscaba ocultar.
— ¿Nirvasyl de nuevo? —
Él se limitó a asentir con la mirada siendo desviada al suelo y el silencio reinó en el frío lugar, ella bajó la cabeza un momento hasta que volvió a ponerse de píe extendiendo la mano hacia el otro.
— Ven, vamos a que te sientes —
La mano más grande se unió con la más pequeña y se levantó sin muchas ganas caminando al sofá que siempre estaba ahí, el que usaba como cama la mayoría del tiempo, se sentó pesadamente sin alzar la vista aún.
— Odio a Sylvasta. —
— Todos lo hacemos. —
Claro que lo odiaba, las pesadillas de su hogar lo atormentaban siempre pero desde que Sylvasta había contado la "Nueva historia de Nirvasyl" no habían hecho más que empeorar. ¿Cómo superas que todo lo que creías conocer es una verdad a medias? que la historia que te dio origen está mal escrita en tus recuerdos. . . Y lo peor es que esa era la verdad.
— ¿Sabes qué decía mi madre cuando tenía pesadillas? —
Los ojos grises se dirigieron a ella indicando que la escuchaba.
— Decía que cuando tienes una pesadilla es bueno compartirla con alguien. . . Así mientras la cuentes saldrá de tu sistema y te recordará que no es real o que ya está en el pasado. —
Shirou regresó la vista al suelo.
— Debe haber una indicación para los que no quieren compartirla. —
Otra vez silencio, por más cruel que sonara tenía su parte de razón, no se iban a engañar, Shirou no quería narrar aquellos hechos, no quería recordarlos ni analizarlos, ya lo había vivido y ahora solo pedía que salieran de su memoria. Claro que no tardó en sentirse algo culpable por como rompió la idea, pero antes de decir cualquier cosa ella le interrumpió.
— No tienes que hacerlo. — Dijo poniéndose de pie, hablando mientas caminaba a la mesita de noche donde previamente había dejado su té aún caliente.
Michiru había aprendido mucho en la ciudad, una de esas lecciones era que no todos los problemas son iguales, por lo tanto, las soluciones tampoco. Entender eso le había costado pero si que le había ayudado.
— No puedo comparar tus pesadillas con las mías. — rió un poco mientras volvía a sentarse y el hombre la seguía con la mirada. — Pero. . . sí decides en algún momento hablar con alguien estaré dispuesta a escucharte. Lo que necesites. —
Y le ofreció la taza de té. Shirou la miró confuso hasta que ella la puso directamente en sus manos.
— El té caliente sí que es bueno para todos —
— Pero es tuyo, no tienes que- —
— Haré más, tu lo necesitas más que yo —
A veces Shirou la miraba y se preguntaba con era posible alguien así. Esa chica era un paquete completo de elementos que desconocía pero que admiraba y quería. Tomó un sorbo viendo la taza después.
— Gracias. — Dijo al final.
— Es solo té. . .—
— No solo por el té. — para él era complicado decir más que eso, pero hacía el intento y eso valía mucho para Kagemori quien tras dedicarle una sonrisa como respuesta se levantó. — ¿A dónde vas? —
— A preparar más té. — contestó ella, esa noche no podía dormir bien y por eso había bajado a la cocina a altas horas de la madrugada. El albino se levantó tras ella.
— Te acompaño. —
Por la madrugada todas las luces estaban apagadas en las calles de Anima City, menos la de la cocina de la cooperativa, donde una tanuki y un legendario lobo conversaban en la calidez del lugar, ella reía y él sonreía ante uno que otro tema o gesto de ella, parecía que las preocupaciones de Ogami desaparecían al ritmo con el que el té desaparecía de las tazas. Y todo estaba bien.
Estoy de vacaciones y no había podido escribir bien todo, en esta semana tendrán otro cap, espero les guste uwu ♡
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In our city || MxS One-Shots
FanfictionOne shots de la pareja de Shirou y Michiru un par de años después de lo sucedido en Anima City, ¿Cómo se desarrolló su relación después?. Los dibujos de la portada pertenecen a @/k6cats en instagram, ¡vayan a seguirla! Es fan de esta pareja también...