PARTE 1

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Su nueva vida comenzó en el momento en que sus ojos se abrieron, sus párpados pesaban ligeramente apenas manteniendo sus ojos abiertos. El techo blanco siendo lo único que lograba enfocar.
Simplemente observa, sin moverse, sin levantarse, sin pensamiento alguno dentro de su mente

Es así hasta que la voz de un hombre le llama.

Su vista seguía en el techo, solo escuchando lo que el doctor decía.

Sufrió un accidente.

Estará hospitalizado.

— ¿Podría darme su nombre?…

Fue lo único que pudo grabar en su mente, la última pregunta siendo la causante de su ansiedad.

¿Cual es mi nombre? Se pregunto así mismo.

— Yo... No se cual es mi nombre — pronuncio despacio — no recuerdo nada de mi — sus ojos brillosos por no permitirse soltar ninguna lágrima.

El doctor lo miro comprensivo pero no dijo nada mas, solo asintió mientras daba media vuelta para retirarse.

Se sentó sobre la cama, sintiéndose inquieto y ansioso mientras mordía uno de sus dedos. Paso su vista por todo el cuarto, deteniendo sus brillantes y obscuros ojos sobre el hombre que lo miraba fijamente sentado sobre una de las sillas frente a el, llevaba un traje negro con bonitos bordes dorados, sus ojos verdes sin perder de vista ninguno de sus movimientos y la sonrisa torcida sobre sus labios.

Intimidante.

— Deja de hacer eso — pronuncio con la voz rasposa — sacate el dedo de la boca niño —ordeno.

El joven lo miro con la frente arrugada, dejo de morder su pulgar mientras pronunciaba un bajo y poco entendible "no soy un niño".

—  ¿No lo eres? Entonces dime ¿que edad tienes? — una mirada amarga fue lo único que obtuvo — fue lo que pensé — contesto el castaño frente a el.

No supo decir cuantas horas pasaron pero la noche había llegado, la luna asomándose desde su ventana, como si le llamara.

El sujeto frente a el había desaparecido cuando despertó de una larga siesta, el estar en el hospital le ponía en alerta, no quería estar ahí y no lo dudo en el momento que quito las agujas sobre su cuerpo. Su estomago dolió como el infierno en el momento estuvo de pie, sus manos y piernas envueltas en vendajes y raspones que dejarían marcas por todo su cuerpo.

Fue difícil caminar evitando llamar la atención de las enfermeras y los doctores. Pero su escape se vio interrumpido en el momento que el doctor que lo había atendido en la tarde lo descubro, este le llamo varias veces mientras caminaba hacia el, corrió hacia la dirección contraria, se apresuro a entrar a un ascensor mientras escuchaba a varios doctores y enfermeras correr hacia el, las puertas se cerraron y se permitió respirar con calma.
La pequeña pantalla frente a el indico que había llegado al ultimo piso, las puertas se abrieron y antes de tan siquiera dar un paso al frente se topo con el castaño de esa mañana, sus profundos ojos negros dieron la amenaza por si mismos "alejate", el castaño levanto una de sus cejas con la amenaza dada, pero simplemente alzó su mano impidiendo que saliera del ascensor mientras el ingresaba. Pero el joven frente a el no se rendiría tan fácil con su cometido.

Las puertas se cerraron y las personas que estaban en el quinto piso del hospital escucharon como dentro del ascensor dos personas discutían y peleaban, miraron curiosos hacia este, esperando que las puertas se abrieran y cuando finalmente lo hicieron pudieron observar como el castaño cargaba sobre su hombro a un joven pelinegro con las mejillas tan rojas bañadas en vergüenza, trato de cubrir con la bata su cuerpo, el castaño puso su mano sobre una de sus mejilla para evitar que miraran los rasguños sobre esta.

Todos los miraban, el castaño carraspeo mientras soltaba un simple "¿Que?" con la voz gruesa y molesta. Las personas dejaron de mirarlos mientras el doctor se acercaba a ellos.

— joder niño, deja de moverte de una puta vez — se quejo el hombre

El castaño lo llevo hasta su habitación sentándolo sobre la cama. Su mirada manteniéndose sobre el pelinegro frente a el, este le miraba de una mala manera pero no comento nada al respecto, se acostó sobre la camilla mientras cobijaba su cuerpo.

—La luna esta triste — comentó el castaño mientras revolvió los cabellos negros del joven.

¿La luna esta triste? Se preguntó, llevando su mirada hacia la ventana para poder observar la luna, considerando la idea de que el hombre estuviera loco... o en lo correcto.

— ¿Quieres saber tu nombre? —pregunto el castaño de repente.

— Quiero saber el tuyo —contesto de vuelta, mirando como se tensaba el hombre frente a el.

— Por el momento eso no se puede — sus ojos verdes clavados sobre el — me intrigas niño, solo encontré tu nombre y edad... Eso deja mucho que pensar — pronuncio mientras sacaba una hoja doblada de la bolsa de su traje.

Le entrego el papel al joven, este lo abrió con las manos temblorosas y el sonido de su agitado corazón en sus oídos.

Nombre: Min Yoon Gi      Edad: 20 años
Fecha de nacimiento: No encontrada
Lugar de nacimiento: No encontrada
Padres: No encontrados
Familia: No encontrada...

Y la larga lista continuaba con datos sin encontrar. Entonces... ¿el no era nadie en el mundo?

— Escucha niño, pagare tus gastos en el hospital y me encargare de ti hasta que podamos regresarte a tu casa, por su puesto que si no quie —

— No quiero — interrumpió el pelinegro — p-pero gracias por lo del hospital — pronunció bajo.

Min Yoon Gi lo sentía, sentía en su corazón el peligro de la palabra casa, el dolor y vacío en su pecho.

¿Por que tengo que ser tan dramático? Se quejo

Ese día la luna estaba triste por que no solo el había perdido su luz.

Ly.

You Are My Light //Jinsu//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora