Apenas entro en casa lo primero que hago es soltar un gran suspiro de cansancio, mientras voy avanzando dejo mi bolsa en el sillón de la sala de estar y a la vez me quito los zapatos que traigo y que me están matando. Con estos en mano entró a mi habitación y los dejo tirados por algún lado, luego solo me aviento a mi cama para poder reposar un poco.
Cuando estoy a punto de quedarme dormida mi cerebro me recuerda que tengo unos pendientes que hacer y con todas las ganas del mundo – nótese el sarcasmo–. Me dirijo hacia el baño.
Una vez adentro lo primero que hago es mirarme al espejo y es que no puedo creer lo que esté refleja, si dejamos de lado mi cara de cansancio, en mi rostro se puede apreciar la paz más pura que una persona puede tener y es que si alguien me hubiera dicho que algún día estaría así de bien, no me lo creería.
Con absoluta calma me recorro el rostro con la vista y es que hasta siento que mi cabello está más brillante que antes y mis mejillas un poco sonrojadas me favorecen igual, en conclusión mi cara refleja lo tranquila que me encuentro hoy en día.
Después de terminar de apreciarme, me desvisto y me adentro a la regadera para poder quitarme con el agua los rastros de sudor que hay en mi cuerpo.
Mientras me estoy enjuagando el cuerpo escucho como suena móvil desde la sala y es que al estar la casa en silencio es más fácil escucharlo, pero solo lo dejo pasar ya que seguramente deben de ser alguien de mis amigos u otra notificación.
Al finalizar mi baño salgo ya vestida cómodamente y secando mi cabello mojado con una toalla, al terminar la dejo colgada para que se seque y en ese momento recuerdo que mi móvil había sonado.
Me dirijo a la sala en busca de el.
Al ya estar ahí me dedico a encontrarlo en mi bolsa ya que está llena de tonterías, al tenerlo en mis manos me dedico a checar las notificaciones, me sorprende ver qué no es algún amigo mío sino un número desconocido, pero lo que me deja totalmente helada es el mensaje en sí.
[Por más que las golondrinas emigren estás siempre van acompañadas por el viento.
Recuérdalo siempre mi pequeña golondrina.]
Al leer ese apodo solo puedo pensar en una persona, pero es qué es imposible que lo haya escrito, me niego a creerlo lo mejor que puedo hacer es dejarlo pasar, pensar que solo es alguien queriendo hacer una broma de mal gusto y que es casualidad ese apodo que uso en el mensaje.
Cuando salgo de mi pequeño shock momentáneo me decido por eliminar el mensaje y bloquear al número, mi estómago ruge, así que me dirijo a la pequeña cocina para poderme preparar un sándwich o algo.
Ya sentada apunto de terminar de comerme mi sándwich aún ronda por mi mente el mensaje tan particular que recibí, cuando terminó de comer y estoy a punto de beber mi jugo escucho como suena mi móvil desde la distancia.
Intrigada y nerviosa a la vez, me acerco a el ya que lo volví a dejar en mi bolsa después de lo ocurrido, al desbloquear me aparece el contacto de mi amigo Dan recordándome que hoy es su cumpleaños y por eso hará una pequeña fiesta, yo suspiro de alivio al ver que es el y le respondo afirmando que iré.
En el momento que estoy a punto de bloquear de nuevo mi móvil este suena, anunciando un nuevo mensaje, mi primer pensamiento es que es Dan respondiendo a mi mensaje, pero todo ese pensamiento se va al caño al ver un número desconocido, con nervios corriendo por mi cuerpo leo lo que dice el mensaje y lo que contiene me pone los pelos de punta:
[Ya te dije que por más que trates de huir yo siempre te encontraré pequeña.]
Mi única reacción a ese mensaje es soltar todo el aire que sin darme cuenta había retenido y escribir una respuesta fría y cortante a esa persona.

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Fuera de mi
Non-fictieAlguna vez has pensado en escapar a algún lugar lejos y nunca mas volver? Elisa sí que lo ha hecho. Ella siempre había deseado irse a un lugar lejos de todos a los que conocía, un lugar pacífico. Por cuestiones del destino se ve obligada a tener qu...