1. Mudanza

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Era un dia gris y oscuro en las costas de Borkun, voy conduciendo cautelosamente en mi Mercedes Benz hacia mi nuevo hogar. Acabo de finalizar la carrera de psicología, y por lo tanto mis padres me han obsequiado un lindo auto, a parte, una antigua casa cerca de las costas de la ciudad. Pensaron que ya era momento de independizarme y ser completamente un adulto.

Nos dedicamos una semana a limpiar y a sacar los muebles viejos que aun permanecian ahi, era inexplicable la cantidad de polvo y ratas que habia en todos los rincones de la casa, después de tanto esfuerzo, logramos remodelar, pintar e insertar los muebles nuevos.

Recuesto mi cabeza del asiento mientras manejo, cierro mis ojos y disfruto del blues que suena en los pequeños altavoces de la radio del auto.

La pequeña ciudad de Borkum, es un lugar perfecto para relajarse, de hecho, la mayoria de los habitantes suelen dedicarse a simplemente disfrutar de la costa, o sentarse tranquilamente en las plazas. Es un lugar muy pintoresco, y atractivo, que ofrece un alicente para veranear y pasar un rato mas que agradable.

Mayormente, esta ciudad es soleada y con fuertes vientos, pero también el clima viene acompañado de lluvias y chubascos ocasionales, como hoy.

Estaciono el auto en las afueras de mi nueva vivienda, y apagó el motor. Abro la pequeña puerta de la cerca blanca de jardin mínimamente oxidada, y accedo hacia la puerta un poco apresurado por la lluvia.

En casa de mis padres siempre tenia que retirarme los zapatos antes de entrar, por hábitos y costumbres nuestras, pero realmente me parece algo absurdo. Bajo mis reglas, estas no aplicarán.

Me alivio al ver todo impecable, tiro las llaves en la encimera de la cocina, cojo un vaso de vidrio, me dirijo a la nevera y me sirvo un poco de agua.

Comienza sonar el telefono fijo y me sobresalto de sorpresa.

—¿Si?—pregunto tras el telefono con seguridad al tener conocimiento de quien esta al otro lado.

—Cariño, soy yo—confirma mi madre con su dulce voz—¿Como te sientes en tu nuevo hogar?—cuestiona emocionada.

—Se podria decir que lo suficientemente bien como para no estar tan mal, pero madre, no llevo ni dos minutos desde que llegué.

—Perdona, solo queria preguntar.—se disculpa sonriendo—Si necesitas algo tu solo llama, estaremos al tanto de cualquier emergencia.

—No hay problema ma, te amo—declaro.

—Nosotros te amamos mas a ti—dicen mama y papa al unisono y luego cuelgan.

Con la llovizna y las ventanas empañadas, lo ideal seria tomar una pequeña siesta.

Mi reloj de mano marca las 6:30pm. Tomo una corta ducha, me visto y subo al auto. He quedado con mi mejor amigo para ir al bar. Las calles a estas horas son un poco desoladas, debido a que muchos hombres se encuentran en los bares, y las mujeres cuidando de sus hogares.

Aparco mi auto, y salgo para dirigirme dentro del bar. En una mesa pequeña de madera se encuentra Derek, mi compañero de psicología de la universidad.

—Eh, Herman, tiempo sin vernos—me saluda Derek sonriente desde su silla mientras yo tomo asiento a su lado.

—Desde el dia de nuestra graduacion, estas vacaciones han sido largas.—me acomodo en la silla.

Derek se encarga de llamar al mesero para pedir alguna bebida para los dos.

—Me das dos cervezas por favor, pero la famosa Dunkelbier—el mesero asiente con amabilidad y rápidamente busca las dos cervezas y las coloca con cuidado en nuestra mesa.

—Gracias—Agradezco—Derek, ¿que ha sido de tu vida?—Pregunto.

—Ya sabes hermano, comenzare a ejercer el otro año, me dedicare a la libertad—suspira y toma un trago de la botella—Merezco unas vacaciones mas largas.

—Nada mal, en cambio yo, comenzare a trabajar en mi consultorio la semana que viene—tomo un trago de cerveza.

Y entre trago y conversaciones profundas, pasaron un par de horas, mis ojos ya comenzaban a ver el rostro de Derek un poco distorcionado, alli fue cuando entendí que era momento de irme.

Todo se volvio nublado, apenas pude despedirme de mi amigo, subirme al coche y ponerme en marcha. Luche un monton de veces para no cometer un terrible accidente y terminar muerto, o en el hospital. Al llegar a mi casa, noto que la pequeña puerta de la cerca, esta ligeramente abierta. De seguro me olvide de cerrarla.

Entro a la casa, dejo la llave en la encimera, y reviso la hora inútilmente en mi reloj de mano desgastado, es más de la media noche.

Me encamino hacia mi habitación, y me deshago de mi ropa oliente a cerveza. Me tiro a la cama, y sin darme cuenta, ya mis ojos se habian cerrado automáticamente. Mientras duermo, puedo sentir que algo me acaricia el cabello delicadamente, abro mis ojos, pero no hay nada.

Posiblemente, efectos del alcohol.

Una silueta femenina con un vestido corto, se posa enfrente de mi, pero no puedo ver su rostro. Simplemente esta ahi en medio de mi cuarto oscuro. Parpadeo varias veces, pero aun sigue ahi.

Paso las manos por mi rostro varias veces para borrar la imagen que seguramente es producto de mi imaginación, y vuelvo a dormir.


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