Zone Merban彡[Merlín × Ban]

🍿;;Hueles mal

De pequeña le había parecido un niño muy arrogante, con su actitud de "no me lío con omegas" de cierta forma poco le importaba ella estaba en lo suyo, con sus estudios y todo asunto que le importase, interesarse en chicos no era su prioridad pero no podía evitar girar su rostro cuando se cruzaba con aquel niño que la ignoraba olímpicamente. Estaba bien que no le gusten los y las omegas, pero tratarlos como una especie de germen no era educado.
Nunca tuvo la oportunidad de decírselo y hacerlo ahora no cambiaba nada. Por lo menos actualmente era mucho más considerado con ella y agradecía eso porque antes... antes era tedioso tratar con él.

—Harán equipo juntos, así es como funciona los estudiantes de gran rendimiento serán posicionados al lado de los que andan flojos en las materias.

Se quejó, obviamente. Pero no ella sino él.

—Hueles apestoso —le susurró con cierto repudio.

La pequeña Merlín levantó la mirada lentamente, lo observó con desinterés y luego de dos segundos volvió a centrarse en hacer la tarea que Ban no estaba ni copiando del pizarrón.
¿creía que le molestaba que le diga que huele mal, que la incomodaba? ¡Son niños! Cualquier insulto es irrelevante, le podía haber contestado con algo peor, sin embargo decidió mantener un perfil tranquilo.

Fue completamente ignorado, y parece que eso lo cabreó mas.

—¿No me vas a decir nada?

—Cállate y has la maldita tarea.

Ban no lo dijo pero si lo pensó "eres omega pero no pareces una"

Lo volvió a ver en diciembre, al terminar las clases. Había ido a buscar su libreta para así no tener nada que ver con la escuela durante todo el verano.
Su papá estaba hablando con su coordinadora y ella se había pasado por la cantina a comprarse algo. 
Y lo vio, con el uniforme sentado en una de las tantas mesas, así es, sentado en una mesa al parecer completando las carpetas que durante el periodo escolar ni había tocado.
Se acercó solo porque vio la oportunidad exacta de vengarse de aquel insulto que bien entró por una oreja y salió por la otra.

—¡Ey Ban, hueles mal! 

El albino frunció el entrejo, no era el mejor momento para molestarlo y desde lo lejos -no tanto- le contestó con un grito:

—¡Vete a la mierda!

—¡claro me iré, pero a mi casa a no hacer nada! ¡ya que no tengo que rendir materias!

Decir que cambió para mal era una mentira, no era de impresionarse por todo pero volver a verlo luego de casi catorce años completamente distinto fue, por así decirlo, un milagro.

Se reconocieron, pero no hablaron llegaba ser incómodo volver a hablar con alguien al cual no viste en toda tu adolescencia y para agregar ni siqiera  se llevaban bien.
Pero por casualidades de la vida, volvieron a encontrarse, de manera peculiar.