Desde cero [Starco]

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Un shot random que se me ocurrió :O

🥀

Unas niñas esperaban impacientes su próximo cuento para dormir, pateando de vez en cuando las sábanas o murmurando entre ellas cual era su favorita de entre tantas historias que sus padres le contaron, aunque sin duda alguna todas las dejaban con una expresión de jubilo y emoción por creer en ellas.

Una mujer, de aproximadamente 33 años, se acercó a las gemelas con un libro de tapa dura. Forrado en un hermoso encuadernado con colores dorados y fluorescentes, que casi ni se le notaba que tenía 10 años de antigüedad.

—Es hora de dormir. La escuela abrirá más temprano mañana.

—No por favor, aunque sea un cuento mamá. —rogó la de rizos café con un puchero.

—¡La de la Luna Roja!

—¿Esa otra vez, Alicia?...

Las niñas tan solo juntaron sus manos como petición, demostrando unos intensos ojos de cachorro que obligaron a la adulta a ceder. La mujer les sonrió complacida no teniendo otra opción, y apretó el libro contra su pecho mientras observaba el papel tapiz de color verde pastel que adornaba el cuarto.

“Hace tiempo, existía cierto ritual demoníaco, donde según recitaba una luna roja cada 650 años se mostraría sobre la Tierra. Su historia decía, que si una pareja era iluminada por su brillante luz tan carmesí como la sangre, sus almas se unirían hasta la eternidad.
Justamente, la princesa fue invitada a ese ritual, siendo engañada al decirle que iba a ser tan solo un simple baile. No obstante, cuando estaba a punto de bailar con la persona que la traicionó, una mano la aferró sobre el cuerpo de otra persona. La luna los iluminó, y se vieron obligados a bailar. Esa persona era un sujeto, que llevaba una máscara esquelética junto con un extravagante sombrero. Y todavía sin conocerlo, se sintió atraída por él... Pero fueron interrumpidos y tuvieron que pelear con la persona que había engañado a la princesa.
Entonces ella descubrió, que ese sujeto... Era su mejor amigo. Y rápidamente trató de negarlo, excusándose que tan solo era un sentimiento de aprecio y nada más que ello.

—La princesa no aceptó sus sentimientos... Eso es vivir un engaño, verdad mamá? —cuestionó la niña de cabellera rubia, abrazando un peluche de narval contra su pecho.

La mujer tan solo asistió lentamente, sintiendo que estaba siendo aprehendida por su pequeña hija. Con una sonrisa elegante, continuó.

“Claro que hubo consecuencias... Su amigo se enamoró de otra persona, y fue cuando tarde se dio cuenta que lo había perdido. Pero la luna... Les recordaba constantemente sus sentimientos, confundiendo tanto al chico y a la princesa.
Creyendo que esos sentimientos forzados por ese ritual del cual se enteraron meses después, no les permitía seguir adelante con sus respectivas parejas, supusieron que lo mejor era... Acabarlo. Para no vivir engañados durante toda su vida sobre esos sentimientos que tan solo nacieron por una luna.
... O eso creían, hasta que, se dieron cuenta que nada cambió.

—Se enamoraron aun cuando la luna los forzó? —cuestionó la de rizos café, abrazando su peluche de unicornio, en emociones ligeras de anhelo y euforia por soñar en una historia así. Como bien los cuentos trataban de dar ese objetivo, donde tendrías una gran historia de aventura en un mundo que no podría ser posible en la realidad.

Esa reflexión hizo que la mujer se pusiera a pensar en la suerte que tuvo por nacer a un mundo así. Prosiguiendo su relato, otra figura entró por la puerta de la habitación, con un peluche de un oso en sus manos.

—Así es, ambos descubrieron que en realidad si estaban destinados a encontrarse, aun cuando sus almas estuvieran unidas o no. —interrumpió un chico con cabello café, dándole el peluche a la niña; quién la tomó dejándolo en medio de su otra hermana. Él mismo se acercó hacia la mujer, tocándole su hombro mientras esta le sonreía—. No esta bien que una maldición decida tu destino... Pero al menos, de alguno bueno puede salir aún así. Y los dos enamorados tuvieron dos niñas, muy traviesas e inteligentes, una que le gusta los dulces y otra que le gusta la música clásica.

Tocó la nariz de Alicia, haciéndola reír.

—Ahora sí, dormir. La escuela no se irá a algún lado aunque quieran.

—¿Qué? Pero papá, no estamos-Buah... —La menor se interrumpió entre medio de un bostezo, acompañada de Alicia.

—Si, ya lo creo Lizzie. —murmuró sarcástica la adulta.

Ambos adultos arroparon a las gemelas en su respectiva cama, pues compartían tanto el cuarto como el lugar de dormir según un pedido de ellas. Cada quien dejo un beso en la frente de las niñas, deseando unas buenas noches conforme apagaban la luz y salían del cuarto.

—¿Otra vez esa historia, Star?

—Lo sé, otra vez. Pero, ¿qué tiene? Es bueno que consideren la historia romántica de sus padres como su favorita, verdad? —le respondió, sonriendo optimista mientras apagaba la luz del pasillo—. Hemos pasado muchas cosas, no? De peleas con monstruos, aventuras peligrosas y uno que otro drama que tuviéramos... Pero siempre juntos.

Tomó la mano del moreno, dedicándole una dulce sonrisa que el adulto correspondió. Él le correspondía, acariciando uno de sus pómulos en donde anteriormente había existido un corazón rosado. Ambos se acercaron en sincronía, dejando que sus labios chocarán y probarán la felicidad amorosa que siempre habían tenido. Donde su compañerismo creció conforme ellos igualmente crecieron, en el mundo creado por ellos mismos cuando pensaron que se verían obligados a separarse por provenir de diferentes mundos.

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