60. MUERTE ENTRE LAS SOMBRAS

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Y pienso en la muerte, aquella infaltable la que nos ve nacer y nos lleva consigo a la hora dada de nuestro último suspiro.

Es aquella la que nos visita cada año al llegar la primavera, o cuando la marea sube y baja o cuando las hojas teñidas color café caen  y el viento helado se presenta dando la bienvenida al invierno abrazador, trayendo consigo la nueva estación.

Fueron tantas lunas las que estuvo conmigo, aún así como cada ocaso vuelve a su función.

Esperando en las calles su nuevo compañera, esperando el nuevo amanecer.

Merodea en todas partes, calles, tiendas, parques y albercas esperando el llamado de un alma cuya vida pronto acabará.

Recorre el mundo abrazando a quienes lo necesitan, dando abrigo a los doloridos gritos de otros calmando su dolor.

Cómo si la luna fuera el sol está alumbra su paso eterno por los caminos desconocidos.

Sin más espera al igual que todo los días, de los cielos renace aquel astro dorado cuan magnífico resplandor despierta a todo aquel que en su territorio pase.

Sigue su rumbo, esperando entre las sombras aquel compañero mío, espera la hora de mi partida para llevarme consigo al descanso eterno.

Y espera, no se impacienta mientras vaga por la calles recolectando almas
camina a mi lado a paso lento.

Y espera pacientemente la hora de mi desliz.

Aquella que siempre estuvo a mi lado en los momentos de tristeza y alegría, aquella que siempre estuvo presente en mi memoria.

Tomandome de la mano me lleva consigo invitandome a caminar sobre la senda distante.

De la mano voy, camino por la senda a su lado sin embargo solo va la mitad de mi torzo más no mi cuerpo entero.

Ella lo sabe y entiende el porque, siendo veterana infalible espera pacientemente mi respuesta en la acera.

Observando a la distancia con la mano extendida ella espera.

Autor "L"
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